En los 53 días que han transcurrido desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en el estado de Nueva York, el virus ha matado 15,302 personas. Sólo en la última jornada 478 neoyorquinos perdieron la batalla contra la pandemia, 28 de ellos en residencias de ancianos, que siguen siendo uno de los puntos críticos en todo el estado. Sin embargo, por abrumador que pueda resultar el número, la realidad es que de acuerdo con las cifras oficiales, el balance sigue siendo positivo, si se tiene en cuenta que desde hace tres días la cifra de muertes ha permanecido por debajo del rango de los 500, después de varias jornadas estando por encima de las 700 vidas perdidas cada día. Mientras los datos sigan bajando y demostrando que el estado ha superado la meseta de esa curva que rastrea diariamente el comportamiento del virus, la presión por la reapertura de la economía se hace cada vez más intensa para el gobernador Andrew Cuomo, quien en su conferencia de prensa de esta mañana se ratificó en que esa decisión no está contemplada en el futuro inmediato. “Estamos en un lugar mejor que cuando empezamos, pero todavía no estamos ”en casa”. Lo que hagamos hoy se verá reflejado en el comportamiento del virus en unos pocos días. Es así de simple”, indicó Cuomo.
Lo que sí empezará a suceder de inmediato, según el mandatario, es la puesta en marcha del Programa de Control y Rastreo del COVID-19, que permitirá llevar a una escala mayor, las pruebas de diagnóstico y anticuerpos, tal como se acordó en su visita de ayer a la Casa Blanca. El gobernador anunció que el programa estará a cargo del ex-alcalde de la Ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, quien además de ofrecerse como voluntario para esta misión, ha donado a 10.5 millones de dólares, para ser utilizados en la implementación del ambicioso plan. “Los números indican que ya pasamos el punto más crítico y mientras empezamos a pensar en cómo reabrir el estado, tenemos que asegurarnos de hacerlo en una forma que no cause daño y que no destruya todo el trabajo y sacrificio que nos costó llegar hasta aquí”, aseguró el mandatario.
El ex-alcalde Bloomberg y su equipo de trabajo deberán coordinar en tiempo record la labor de los 300 laboratorios que existen en el estado y liderar las actividades de un verdadero ejercito de rastreo que empezará a hacerle seguimiento a cada caso positivo de COVID-19, con el fin de detectar con cuántas personas más interactuaron los infectados y de esta manera darle a las cifras una cara más real. El gobernador recordó que hasta ahora no se conoce la verdadera magnitud del virus, ni los alcances de su poder destructivo, porque las únicas cifras que se conocen, son las que entregan diariamente los centros asistenciales de la region, las cuales dejan por fuera a los pacientes que no han tenido acceso a una prueba y a los pacientes asintomáticos. Los laboratorios de la region trabajarán al tope de su capacidad, durante los 7 días de la semana, para que las pruebas puedan ser administradas al mayor número de pacientes posibles.
El gobernador también dijo que la reapertura de las escuelas y negocios se hará cuando las condiciones estén dadas y que serán los datos, los que determinen cuándo y cómo abrir.