Carmen Castañeda se hizo célebre entre la comunidad de Riverhead y sus alrededores, porque durante mucho tiempo se dedicó a vender helados artesanales guatemaltecos, conocidos en diferentes países de América Latina como “bolis”, “coquitos” o “charamuscos”. Ella alternaba esta actividad, con su trabajo en un vivero de la localidad, con el fin de aumentar sus ingresos y poder solventar a su familia aquí y en Guatemala, ya que desde el 2002, su esposo quedó inhabilitado para trabajar y ella tuvo que hacerse cargo de toda la responsabilidad.
“Mi papá se enfermó de diabetes, los riñones y el corazón y ya no pudo trabajar”, dice José Dardon, hijo de Carmen. “Pero ella era una persona luchadora, ella nos sacó adelante a todos. Ella siempre fue una emprendedora”.
Carmen había llegado a los Estados Unidos en 1999, en compañía de tres de sus hijos, buscando mejores oportunidades para todos. Con su trabajo recolectando uvas y en diferentes negocios de cultivo, sacó adelante a su familia, hasta que sus hijos se casaron y construyeron sus propias vidas. Con ella solo vivía José, el menor de los hermanos, el único que quedaba soltero y quien además la apoyaba en sus emprendimientos.
“Ella era mi mejor amiga. Yo a ella le podía contar lo que fuera y siempre me daba un buen consejo. Salíamos, comíamos, hasta la llevé a un concierto de Romeo Santos”, asegura.
José dice que aunque no eran ricos, gracias al esfuerzo de su madre, a ellos nunca les faltó nada. Hasta que en febrero de 2020, llegó el diagnostico de Esclerosis Lateral, que empezó a arrebatarles poco a poco a esa mujer luchadora que jamás se doblegó ante ninguna adversidad.
Carmen en compañía de su hijo José. Foto: Album familiar
“Empezó con el pie izquierdo y se caía en el trabajo”, dice José. “Luego siguió a los dedos, el brazo, empezó a perder la habilidad de mover los pies y así, hasta que ya no pudo caminar“.
En plena pandemia, a pesar de las limitaciones físicas y los dolores, Carmen decidió retomar su emprendimiento de venta de helados, porque la gente se los reclamaba. José le ayudó a crear el logo de su naciente compañía y así fue como tomaron aún más fuerza “Los Helados de Mamá Carmen”, super apetecidos especialmente en verano.
“Yo le dije, yo te puedo ayudar a hacer los nudos, tu haces la receta y si quieres yo puedo publicarlos en Instagram. Y así sucedió, mucha gente empezó a verlos en redes sociales y a comprar helados sin saber de la situación de mamá, simplemente sintieron una conexión con ella”, dice José.
Rápidamente sus creaciones de fresa, piña, coco y tamarindo, a base de pura fruta, se hicieron famosas en la región, asegura este orgulloso hijo.
“Fíjese que mi mamá los daba a un dólar y cuando yo se los empecé a presentar a mis amistades, ellos me decían que un dólar era muy barato, porque traían fruta. Entonces le dije vamos a ensayar a venderlos a dos dólares”, relata José. ”Hay veces que nos hacían pedidos de más de 100 para eventos, o gente que compraba muchos para llevar a la playa y luego me etiquetaban y así se fueron dando a conocer”.
Así eran los helados de pura fruta que vendía Carmen Castañeda en época de verano.
En el 2021 la enfermedad fue avanzando y cada vez la fue imposibilitando más y más, incluso para hacer sus famosos helados. En octubre de este año, Carmen tuvo que ser recluida en un hospital porque la parálisis llegó a los músculos de la garganta y se le dificultaba tragar. Los médicos tuvieron que empezar a alimentarla con sonda.
“Ella sufrió mucho por esa enfermedad, pero ya no está sufriendo más” dice José. “Mi mamá siempre enseñó y compartió amor, yo quiero que sea recordada como una mujer luchadora, que fue linda con todo el mundo“.
A la par de la enfermedad, crecieron también las deudas de esta familia, porque Carmen no tenía un seguro médico que cubriera sus exámenes, sus medicinas y mucho menos la hospitalización. Hace un mes, cuando la condición empeoró, José tuvo que pedir permiso en su trabajo, como vendedor en un concesionario de carros, para dedicarse 100% a cuidar a su mamá, por eso, dice, en los últimos días no ha recibido un sueldo.
“Las medicinas para el dolor, los exámenes del cerebro, todo yo lo ponía en mi tarjeta de crédito”, dice José.
El sueño de Carmen era regresar a Guatemala a vivir sus últimos días al lado de sus familiares, en la Zona 8. Desafortunadamente la enfermedad no le permitió realizar ese último deseo, por lo que su hijo está empeñado en repatriar su cuerpo, para que puedan darle sagrada sepultura en su tierra natal. Una campaña a través de GoFundMe fue puesta en marcha para cumplir con estos deseos y solventar algunos gastos.
“Las donaciones se destinarán a gastos de funeral, viajes y facturas médicas. Mamá Carmen regresará a Guatemala para un último adiós con sus seres queridos, sus hijas y familia”, dice la campaña.
El viernes se realizará un servicio para despedir a “Mamá Carmen” como era conocida entre la comunidad, antes de que su cuerpo sea repatriado a Guatemala. Si usted quiere contribuir a esta causa y ayudar con sus donativos a esta familia, haga click aquí .
Los seres queridos de Carmen dicen que cualquier aporte, por pequeño que parezca, será de gran valor para ellos en estos momentos difíciles.
