La noticia de la partida inesperada de Dora Emilia Victoria Figueroa, una residente de Calverton de 52 años, ha llenado de tristeza no solo a sus familiares más cercanos, sino también a los miembros de su comunidad, los feligreses de la Iglesia a la que asistía, sus compañeros de trabajo en la oficina del fiscal del condado de Suffolk y todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y de compartir con ella algún instante.
La muerte tocó a su puerta de manera repentina, en la flor de su vida, cuando aún había un montón de planes, sueños y proyectos inconclusos. Con su adiós, un esposo y dos hijos de 12 y 16 años, han quedado sumidos en la tristeza infinita y sumergidos en un sinnúmero de recuerdos de los momentos que vivieron al lado de ese gran ser humano que acaban de perder.
“Lo especial para ella era hacer de comer, otra pasión que le encantaba era la música, le gustaba la música romántica, y estar rodeada de gente que la quisiera. También le gustaba mucho viajar y una anécdota con ella era que decía ”aunque yo esté enferma, yo disfruto””, relata Diego Victoria, esposo de Dorita. “Era una luchadora constante de la vida y fue una mujer muy hermosa en todos los sentidos, quería disfrutar cada momento que ella tuviese en la vida, con su alegría, con ese amor que demostraba y su pasión por ayudar y compartir con los demás, sin interés de recibir algo a cambio”.
Dicen quienes la conocieron, que Dora o “Dorita” como cariñosamente la llamaban sus allegados, era una mujer llena de gracia, que tenía la virtud de iluminar cualquier espacio al que llegara, bien fuera con anécdotas e historias o cantando, con una voz inconfundible y especial.
“Cantaba tan bonito. Se presentaba a todos los concursos de la iglesia y otros sitios, cantaba en la ducha, cuando estaba cocinando. Le encantaba la fiesta, estar con gente, compartir con las personas y siempre decía “donde esté la guachafita ahí voy a estar yo”, relata su sobrina, María Del Mar Piedrabuena, editora de Tu Prensa Local.
Había llegado a los Estados Unidos procedente de su natal Cali, Colombia, 25 años atrás, con una maleta llena de sueños y de la mano de Diego, su amor de adolescencia, con quien formaría una familia para traer al mundo a sus queridos hijos, Samuel David y Sebastián. Se instaló en nuestra área hace más de dos décadas y aunque era contadora de profesión, como muchos inmigrantes, se las arregló para “rebuscarse la vida” y asegurar un sustento para ella y los suyos. Así fue como en una época se hizo célebre en la región, vendiendo sandwiches cubanos y empanadas colombianas, delicias en las que ponía en evidencia sus habilidades culinarias y el carisma que siempre la caracterizó.
“Se apuntaba a todos los paseos, le encantaba viajar salir, aunque estuviera sintiéndose mal, ella salía. Le encantaba cocinar y cocinaba delicioso, muchas recetas que hacía mi abuelita, que era famosa también por la cocina, mi tía les tenía el sazón perfecto”, dice su sobrina.
Era miembro de una familia numerosa, que significaba todo para ella. De hecho a sus hermanos Ismael, Dalia, Martha, Alfredo, Janeth, Camilo, Yeyo, Jamie, J. Carlos, Stephany, Eliana, Victor, Magnolia e Ida, solía llamarlos “mis hermanitos rayitos de luna”.
“Era una persona alegre que le gustaba contar cosas, llena de vida, inspiraba ternura, era una persona que todo el mundo quería y que todo el mundo reconocía”, dijo María del Mar.
Dorita trabajaba para la oficina del fiscal de distrito del condado de Suffolk como secretaria mecanógrafa de habla hispana. La dedicación a su trabajo fue evidente para todos los que la conocieron y había dado frutos, porque estaba a punto de alcanzar una promoción laboral. Sus compañeros la recuerdan como una persona amable y compasiva que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Tenía la habilidad de facilitar las situaciones difíciles con su sonrisa y con su actitud positiva.
Superó muchas pruebas difíciles, como en pandemia, cuando víctima del covid, estuvo 3 meses en cuidados intensivos, batallando ferozmente por su vida, hasta finalmente salir victoriosa. Luego tuvo otros quebrantos de salud de los que también salió avante, con positivismo y buena actitud.
Sin duda, su fallecimiento es una pérdida irreparable para muchos miembros de nuestra comunidad.
Una amiga de Dorita decidió iniciar una campaña de recolección de fondos, a través de GoFundMe, con el objetivo de apoyar a su esposo y sus dos hijos en estos momentos de tanta confusión y de tantos gastos. Si usted quiere contribuir con esta causa, haga click aquí. Cualquier donativo, por pequeño que parezca, sería de inmenso valor para esta familia.
Los servicios fúnebres de Dorita se llevarán a cabo en Tuthill-Mangano Funeral Home en Riverhead, mañana miércoles 24 de mayo. El velorio tendrá lugar entre las 4 de la tarde y las 8:30 de la noche. Habrá un servicio religioso en la misma funeraria a las 6:30 de la tarde.