Situada a pie de la carretera, en una de las tantas curvas de la Noyack Rd, casi llegando a Sag Harbor, se encuentra una pequeña iglesia que, cada fin de semana, le da la bienvenida a un buen número de brasileños—que no son muchos—actualmente viviendo en el East End de Long Island, para celebrar no solamente el culto en portugués, si no también para reunirse con paisanos y mantener vivas sus tradiciones.
Raquel Cezarino, miembro del ministerio de adoración y maestra de estudios dominicales para niños de la iglesia Hamptons Christian Fellowship, dijo que todo empezó con una reunión de oración en portugués en una casa de una familia brasileña en Southampton. Cezarino explicó que esta reunión poco a poco fue aumentando en número de personas y, viendo la necesidad de formalizar un poco más al grupo, la persona que prestaba su casa decidió llamar a un pastor de Brasil para que viniera a ministrar en Southampton.
“Él ya frecuentaba una iglesia acá en Sag Harbor, era feligrés de la iglesia americana, y pidió allá si podíamos usar el templo para hacer nuestro culto en portugués,” ella explicó.
Durante los últimos 21 años, el culto brasileño en Sag Harbor ha servido como una forma, no solamente de mantener vivas las tradiciones religiosas de la comunidad brasileña local, sino también como una manera de socializar para todos aquellos que están viviendo lejos de su tierra natal y que, muchas veces, emigran para los Estados Unidos solos.
“Siempre tenemos una cena después del culto,” Cezarino dijo. “Es muy bueno porque, de hecho, nosotros no tenemos una vida social acá igual que en Brasil.”
Durante las cenas, los feligreses han compartido platos como feijoada, pan de queso, coxinha de pollo y otras muchas delicias típicas del Brasil, mientras charlan en su idioma natal sobre los acontecimientos locales y en su país de origen.
Cezarino también explicó que la iglesia da clases de estudios dominicales para los niños de diferentes edades. Los niños son divididos en tres grupos: el primero es para niños hasta siete años de edad, el segundo para niños de siete hasta diez años de edad y el tercero para niños a partir de 11 años de edad. Cezarino dijo que los materiales son traídos desde Brasil y las clases se imparten en portugués, lo que ayuda a los niños a crear fluidez en la lengua, y tener una mayor conexión con sus padres. Pero, dejó claro que la parte más importante es mantener la fé dentro de los niños.
Eliel Assis, un pastor brasileño que estuvo en funciones en la iglesia desde el 2006 hasta el 2014, dijo que “transmitirles los valores del reino de Dios” a los niños es la prioridad, pero que además, también aprenden sobre la cultura brasileña, algo que sucede naturalmente, y sirve para estrechar lazos.
Assis señaló que el papel de la iglesia en la vida de los brasileños que viven en los Hamptons es traer balance y alimentar el alma. Él explicó que la iglesia es un puerto seguro en la vida del inmigrante brasileño que deja su familia atrás, sus amigos y, muchas veces, su iglesia de origen en Brasil.
“La iglesia es fundamental en la medida que se convierte en una familia que acoge, que abraza y que ayuda a las personas,” explicó Assis.
El culto en portugués se lleva a cabo todos los sábados a las 7:30 de la noche en la iglesia localizada en el 2837 Noyack Rd en Sag Harbor. Para más información, consulte la página en Facebook de la Hamptons Christian Fellowship.