Para María Teresa Romero, esta historia se remonta a hace 10 años, cuando su hijo Fabián, quien en ese entonces tenía 13 años de edad, decide contarles a ella y a su esposo, que era gay. La madre tenía la sospecha desde tiempo atrás y lo había conversado con el padre de su hijo, pero ambos estuvieron de acuerdo en esperar a que fuera él quien lo comunicara y disfrutar de su pequeño a plenitud, mientras eso sucedía.
“Mi esposo me dijo a mi, nosotros tenemos que amarle a él, como él sea. En tanto que el nos diga la noticia ahí veremos los pasos a seguir, mientras tanto hay que disfrutarlo”.
Cuando el día llegó, la familia en pleno decidió rodear al adolescente con amor y comprensión. Todos se propusieron hacerlo sentir respaldado para que el proceso de “transicionar” fuera lo menos traumático posible.
“El nos dijo que el era gay y lo abrazamos y dijimos, dejemos que la vida salga adelante”, recuerda María Teresa. “Si hay un solo Dios y Dios es amor, nadie tiene porqué ser rechazado”.
Fabián no solo fue feliz en sus años de secundaria, su madre cuenta que el apoyo de su familia representó para el joven libertad. Se dejó crecer el cabello y empezó a vestirse de manera femenina porque así se sentía mejor y durante el cambio, sus padres estuvieron a su lado, para acompañarlo y defenderlo. Hoy en día es un talentoso diseñador de modas, que engalana con sus creaciones las pasarelas de Nueva York y llena todos los días de orgullo, el corazón de sus padres y hermanos, quienes lo admiran sin medida.
“El ha hecho de su carrera un éxito, es un diseñador que hace cosas maravillosas con la ropa, siempre cumple con lo que se propone, se graduó con honores”, dice María Teresa. “El tiene próximamente un fashion show, está trabajando en los diseños, hace vestidos de prom, y todo lo que sea vestidos de alta costura”.
Sin embargo la historia de Fabian es, literalmente hablando, como buscar una aguja en un pajar. La mayoría de los jóvenes gays, lesbianas, bisexuales o transexuales, experimentan rechazo cuando deciden comunicar sus preferencias. Rechazo de la sociedad, de su círculo de amigos, y el más doloroso de todos, el rechazo de sus propios padres. Por eso es tan común que busquen escape en las drogas, en los excesos o incluso acabando con sus propias vidas.
“Si estos niños no siguen el buen camino, lastimosamente por la depresión se van a las drogas, se suicidan, se quedan sin casa”.
Cuando Maria Teresa supo que su hijo era gay, decidió prepararse para ayudarlo y en el camino, dice, fue descubriendo un sin número de casos, con historias dramáticas, en las que la discriminación y el desamor, eran denominadores comunes. Por eso ella tomó la decisión de ir más allá del apoyo familiar y crear un movimiento en Long Island, para acompañar a los padres de familia y a los propios jóvenes, durante el proceso de transición. Así nació “Padres Educando Padres de la comunidad LGTBQ, Padres Arcoiris”.
“La gente me contacta, me cuentan los casos, que casi siempre son casos muy fuertes” dice Romero. “Yo tuve el caso de un matrimonio que tenía un niño transgénero y cuando el papá se enteró le quitó el apellido. Entonces el matrimonio de divorció”.
Por una década María Teresa se ha dedicado a dar charlas y capacitación para ayudar a otros padres que viven lo que ella ya vivió. El movimiento también cuenta con dos psicólogas que orientan a las familias y les dan terapia en caso de necesitarla. Maria Teresa cree que compartiendo la historia de su familia y replicando cada uno de los pasos que a ellos les sirvieron, es posible cambiar el destino de muchos jóvenes, para quienes el sufrimiento y el abandono, se vislumbran como destino irremediable.
“Yo vi el caso de una niña que se quiso matar dos veces y no sabían por qué. Ella fue donde el papá y la mamá y les dijo que era lesbiana y el papá casi se muere”, relata María Teresa. “La niña fue violada por su primo y este hombre la chantajeaba para seguirla violando. Le decía que les iba a mandar a ICE porque sus padres no tenían documentos. Lógicamente ella no quería saber nada de hombres”.
A esta mujer, activista, quien además es sobreviviente de cáncer, le preocupa que los índices más altos de rechazo se presenten en las familias latinas, a las que les cuesta mucho más aceptar y respetar la decisión de sus hijos.
“En nuestros países el hombre es hombre y la mujer es mujer y si no es así, se van de la casa”, dice. “La gente no quiere hablar de eso, los muchachos necesitan mucha ayuda, pero los padres también”.
Por eso una y otra vez aconseja ayudar a los jóvenes, para quienes el proceso puede ser mucho más complejo que ponerse un accesorio del sexo opuesto o dejarse crecer el cabello.
“Uno tiene que actuar con inteligencia con ellos, como con cualquier adolescente, si tu hablas con ellos desde el corazón diciéndole a él o a ella, que son amados y que todo va a estar bien, el proceso es más sencillo”. dice María Teresa. “Los padres deben saber que cualquiera que sea la situación encuentren, deben llenar a sus hijos de apoyo, ellos sufren muchos cambios, en especial los transgénero, porque tienen que ir a médicos, tomar medicamentos, pasar por cirugías, todo eso es fuertísimo, entonces quién más que un padre para estar ahí?”.
Buscar ayuda, siempre es la solución, dice Maria Teresa. Acudiendo a organizaciones como Pflag, una ONG que no solo ofrece orientación, sino programas para ayudarlos en el proceso de cambio de sexo, en el caso de los transexuales, el uso de hormonas y muchas cosas más. O movimientos como “Padres Arcoiris”, en los que siempre habrá una mano amiga para brindar acompañamiento y consejo. Para comunicarse con Maria Teresa Romero, llame al 347 869 2870.
Su movimiento sigue adelante en Long Island para apoyar a esta comunidad que durante el mes de junio celebra el orgullo de su condición, pero que el resto del año enfrenta luchas, desafíos, rechazos y en muchas oportunidades, odio. Por eso la batalla por la igualdad de sus derechos y sus decisiones, continúa sin descanso.