El es Gustavo Adolfo Muñoz Guerrero, un inmigrante Colombiano de 57 años, que vivió en nuestra área por más de una década, antes de radicarse con su esposa y su hija en el estado de la Florida. En Hampton Bays dejó sus mejores recuerdos de inmigrante, de su lucha por construir una vida fuera de casa, de sus diferentes emprendimientos y de la búsqueda por un futuro mejor para aquellos que amaba.
“Tuvo un taller de mecánica en Hampton Bays, empezó el trabajo de construcción también conmigo, fuimos socios”, dice su hermano Julian Muñoz, quien sigue residiendo en nuestra área.
Hace dos años el mundo se le vino encima a esta familia, porque Gustavo, el pilar de su hogar, el sustento de su esposa y su hija, la alegría de los Muñoz, fue diagnosticado con linfoma, un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, dejando al cuerpo limitado en su capacidad para combatir infecciones y otras enfermedades.
Con la ilusión de seguir acompañando a los suyos y apoyando a sus seres queridos, especialmente a su hija adolescente, Gustavo se enfrascó en una lucha voraz por su vida. Durante estos dos años peleó toda clase de batallas, algunas con el viento en contra, pero según sus seres queridos, sin perder jamás su esencia, la alegría que trajo de su natal Cali, el amor por la música, las carcajadas que lo identificaban entre los suyos y el deseo incontenible de seguir disfrutando de esos “pequeños pero grandes” placeres de la vida.
“Gustavo era súper amiguero, alegre, extrovertido, tenía una voz profunda y se reía a carcajadas fuertes. Le encantaba hacer bromas y adoraba a sus sobrinos, jugaba mucho con ellos y siempre les daba los mejores regalos en Navidad”, dice María del Mar Piedrabuena, cuñada de Gustavo. “Le encantaba la salsa clásica, y sacaba siempre su equipo de DJ en las fiestas. Su familia era su todo y su anhelo máximo era que todos viviéramos más cerca. Era una persona emprendedora, siempre pensando en nuevas ideas y negocios. También era de tradiciones…la lechona era sagrada el 24 de diciembre y el muñeco del año viejo el 31”
El 17 de mayo pasado, Gustavo libró la última de sus batallas, la que finalmente le arrebató la vida en un hospital de Tampa y dejó a su familia sumida en el dolor y en sin número de anécdotas y recuerdos, que el esposo, el padre, el hermano, el amigo, dejó tras su paso por este mundo.
“Era un hombre alegre, de muchos amigos, que le gustaba ayudar mucho a la gente. Era un hombre feliz y tuvo muchos amigos acá en los Hamptons”, dice su hermano Julián. “Era muy deportista en sus épocas juveniles, fue parte de la selección del Valle del Cauca de water polo, también perteneció al equipo de lucha libre de las Fuerzas Armadas de Colombia”.
A Gustavo le sobreviven su esposa Lina Guzmán, su hija Isabella de 17 años y su hijo mayor Brian, quien está radicado en Cali. Además sus padres, hermanos, sobrinos y cuñadas. Todos están devastados por la pérdida, pero sobre todo preocupados por el futuro del núcleo familiar de Gustavo, el cual dependía económicamente de él. Por eso, han decidido emprender una cruzada de recolección de fondos para ayudar a su esposa y su hija en estos momentos de tanta confusión.
“La familia deberá enfrentar cargas financieras relacionadas con los arreglos del funeral de Gustavo y cubrir los muchos gastos que se vienen. Este es un momento muy dificil para la familia. Apreciaríamos mucho la ayuda que pudieran brindar”, se lee en la campaña de GoFundMe creada para apoyarlos.
Si usted desea contribuir con los costos del funeral de Gustavo y apoyar a esta familia en estos momentos de prueba, haga click aquí. Cualquier aporte, por pequeño que parezca, irá sumando en esta causa y será de gran respaldo para sus seres queridos que se enfrentan, de ahora en adelante, a una vida sin él.
Los servicios fúnebres de Gustavo se realizarán en los próximos días. Su familia agradece el apoyo y las múltiples manifestaciones de cariño que han recibido desde diferentes latitudes.