Los impactos del cambio climático están afectando a los trabajadores agrícolas locales mucho más, organizaciones buscan la manera de que estén mejor preparados

In Noticias, Portada by Eda Uzunlar, J.D Allen y María Del Mar Piedrabuena Leave a Comment

Foto: Molly Ingram vía WSHU

En una mañana de verano de junio, los teléfonos apuntaban al cielo brumoso y de color óxido que dominaba Long Island Sound. El aire tenía un brillo de película de ciencia ficción como resultado de los incendios forestales canadienses a cientos de kilómetros de distancia. A lo largo del día, los residentes informaron tener dificultad para respirar y, a la mañana siguiente, el índice de calidad del aire mostró que simplemente salir durante el día equivalía a fumar casi la mitad de un paquete de cigarrillos.

Pero para algunas comunidades, el abrupto desastre climático alteró poco o nada su rutina diaria. Los trabajadores agrícolas de todo el North Fork de Long Island tuvieron que continuar con su trabajo en la tierra, algunos sin ser conscientes del alcance total de las consecuencias para la salud, que conllevaba la actividad intensa y extenuante al aire libre.

Margaret Palmquist, organizadora de una sección local de Trabajadores Agrícolas Unidos, dijo que su comunidad de trabajadores no estaba equipada para protegerse del humo. “Creo que tomó a mucha gente con la guardia baja… Fue una crisis inesperada que la gente no estaba acostumbrada a enfrentar todavía”, dijo. “Sé que en muchas granjas no les dijeron nada a los trabajadores, lo cual no es una gran sorpresa”.

Ese día, algunos trabajadores agrícolas se quedaron con poca información sobre lo que les podría pasar si salían a realizar trabajos pesados durante largos períodos de tiempo. A muchos no se les dijo que debían usar máscaras para mantener el humo fuera de sus pulmones, y no se les informó que tenían un riesgo significativamente mayor de sufrir ataques de asma y desarrollar asma de adultos como resultado de su trabajo del día.

Vilma, quien no compartió su apellido para proteger su identidad, es originaria de Guatemala y trabaja en Riverhead. Ella hacía parte del grupo de labriegos que trabajaba bajo el cielo anaranjado de ese día. “No sentí mucho cuando empezó”, recordó. “Pero había muchas personas en mi granja que decían que sentían que no podían respirar y estaban tan mareadas que pensaban que se iban a desmayar”.

“Nuestro jefe nos dio máscaras, pero no todos las usaron”, añadió.

Foto: Oficina de la gobernadora Kathy Hochul

Si bien la peligrosa calidad del aire de este verano llegó al estrecho de Long Island con fuerza repentina, otros impactos del cambio climático en esta fuerza laboral no son tan obvios. El calor y la humedad cada vez más intensos pueden pasar desapercibidos. No todos los empleadores reconocen la necesidad de actualizar las normas de seguridad año tras año, aunque las prácticas que podrían haber sido seguras y saludables en el pasado, ahora representan un riesgo cada vez mayor.

“Nuestros jefes nos dicen que hace demasiado calor y que tenemos que ir a descansar”, dijo Vilma, quien ha trabajado en un gran vivero durante 10 años. “En verano, si hace mucho calor, nos dan agua o helado o nos dicen que no podemos trabajar y tenemos que irnos.

“Lo mismo si hay tormenta eléctrica o si llueve mucho, no se puede trabajar”.

A principios de este año, los informes mostraron que Long Island ocupa el cuarto lugar del país entre los principales centros de población en cuanto a exposición a los riesgos que presenta el cambio climático, tanto físicos como económicos. La región corre un riesgo comparativamente alto de enfrentar no solo eventos climáticos de emergencia, sino también un aumento de las temperaturas.

“¿Qué puede hacer una persona en esta situación?” dijo Yadira Vásquez, quien organiza con UFCW Local 888. “Una persona que trabaja 60 horas a la semana en invernaderos se siente como en un sauna, porque cuando hace 90 grados afuera, debajo de ese plástico, hace como 110 grados, y no tienen descansos. ¿Qué puede hacer una persona contra eso?

“Me imagino que en esos casos, esos trabajadores, sí, están preocupados por la tierra, por el mundo, pero también por ellos mismos, por su salud”, añadió.

Ante los desafíos y desastres climáticos a largo plazo, los trabajadores agrícolas de North Fork compartieron en una conversación comunitaria con WSHU que su mayor problema es la falta de preparación. Los participantes enfatizaron que muchas personas dentro de su comunidad no solo carecen de orientación sobre qué hacer durante los desastres climáticos de corto plazo, sino que tampoco conocen los recursos disponibles para mantener y mejorar su salud a largo plazo.

Palmquist, del sindicato de trabajadores de viñedos RWDSU Local 338, participó en la conversación comunitaria.

“Somos parte de la naturaleza”, dijo. “Y eso no quiere decir que debamos seguir la corriente y tomar todo lo que nos brinda nuestro trabajo y no hacer nada al respecto. Pero [más bien], no sólo la naturaleza merece más respeto, nosotros también merecemos más respeto”.

Pero la preparación, especialmente para comunidades como las de trabajadores agrícolas estacionales y migrantes, puede ser una tarea complicada.

La importancia de estar preparados:  Llamado a la acción 

A menudo, la resiliencia se considera una medida reaccionaria -para evitar pagar para reemplazar nuevamente las ventanas de los invernaderos después de otra tormenta, las granjas podrían taparlas con tablones para que sean más fuertes que antes-. Pero en la conversación comunitaria de WSHU, los residentes expresaron su deseo de una resiliencia que pueda establecerse antes de que ocurra cualquier nueva emergencia climática. Consideraron que la preparación misma era una forma de resiliencia.

Un plan de preparación para emergencias puede brindarle a la comunidad pasos proactivos para mitigar el peor daño posible y al mismo tiempo permitirle recuperarse rápidamente.

Elizabeth Hornstein realiza planificación de sostenibilidad y resiliencia con New York Sea Grant y es coautora del Estudio de Long Island Sound que impulsa la financiación estatal y federal para los proyectos costeros de la región. Destacó los efectos positivos de la preparación tanto en el cuerpo como en la naturaleza.

“Gran parte de nuestro énfasis está en encontrar y ayudar a las comunidades a identificar, de antemano, soluciones que serán beneficiosas tanto para el medio ambiente como para las personas”, dijo Hornstein. “Porque hay tantas superposiciones”.

Vilma, la organizadora sindical Yadira Vásquez y Gladys Carrillo del Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas han trabajado en la agricultura, ya sea en el pasado o actualmente. En una conversación sobre preparación contra eventos climáticos, los tres narraron sus preocupaciones sobre las prácticas laborales insostenibles que impiden que los trabajadores y sus familias mantengan su resiliencia.

Vilma compartió que desearía que los demás trabajadores a su alrededor pudieran descansar cuando las condiciones laborales son malas, porque mucho de lo que ella ve no es saludable a largo plazo. “No nos damos cuenta de que si trabajamos así, podríamos tener problemas en el futuro”, afirmó. “Me gusta mucho trabajar bajo la lluvia. Luego te resfrías mucho y eso puede dañar tus pulmones. ¿Y luego qué haces?

Vásquez compartió sentimientos similares.

“¿Debería dejar de trabajar? No, tenemos que trabajar porque tenemos pedidos que cumplir, tenemos mucho trabajo que hacer. Entonces [los trabajadores] no dejaron de trabajar”, dijo. “No ven cómo les afectará esto, no ahora, sino en el futuro. Con tu salud no puedes jugar. Entonces, si no tienes salud, ¿cómo mantendrás a tu familia?

Carrillo dirige los servicios del programa en el Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas en Texas. Antes de eso, vivió como trabajadora agrícola con su familia en Illinois. Se hizo eco de los vínculos entre la salud de los trabajadores y la resiliencia dentro de sus familias, y explicó que los trabajadores no deberían tener que elegir entre los trabajos que sostienen a sus familias y su salud.

“Muchas de estas comunidades realmente dan prioridad a la familia”, dijo. “Estar sanos les permite pasar más tiempo juntos, poder vivir más tiempo. Y poder tener recuerdos que, a fin de cuentas, no tienen precio”.

La tarea de mantener seguros a los trabajadores agrícolas

En los sitios web de funcionarios gubernamentales, defensores de la salud y organizaciones de ayuda a migrantes existen recursos y guías que describen las medidas de seguridad a tomar en caso de una emergencia climática, muchos de ellos en inglés y solo a veces con una traducción adicional al español (se proporciona una lista a continuación). Pero incluso cuando existe una traducción, esto no significa que la información sea intrínsecamente accesible, especialmente si las personas no están seguras de por dónde empezar o en quién confiar.

Carrillo dijo que la carga de encontrar información sobre cómo mantenerse seguro en el trabajo no debería recaer en el trabajador agrícola. Más bien, en muchos casos es responsabilidad de su empleador, según la ley federal, no solo garantizar que los trabajadores sepan qué precauciones tomar en una situación climática determinada, sino también proporcionar el equipo adecuado al trabajador para que se mantenga seguro durante todo el trabajo.

“Los empleadores son fundamentales para tener una fuerza laboral saludable”, dijo.

Vásquez advirtió que la probabilidad de que eso sucediera en su trabajo era baja. “Los propietarios quieren que los trabajadores hagan su trabajo. Obviamente no les van a decir que [el clima] es malo para su salud”, dijo. “Al final del día, lo que importa es obtener ganancias. Incluso si hay empleadores que quieren hacer lo correcto para sus trabajadores, también tienen que preocuparse por el dinero que ganan”.

Explicó además que los empleadores no solo se abstienen de brindar orientación a los empleados, sino que algunos podrían deliberadamente mantener a los trabajadores en la ignorancia sobre cuáles podrían ser los posibles efectos negativos para la salud de los eventos climáticos. Sin la ayuda de los empleadores, los trabajadores agrícolas de Long Island deben depender de otras fuentes de apoyo.

Esta responsabilidad de orientación de emergencia ha sido asumida por organizaciones sin fines de lucro, como el Ministerio Rural y de Migrantes; grupos de base, como el Comité de Acción de Unidad de North Fork; educadores sin fines de lucro, como Cornell Cooperative Extension del condado de Suffolk; y lugares de culto, incluido el Apostolado Hispano de North Fork en Riverhead, dirigido por la fallecida Hermana Margaret Rose Smyth.

“Creo que, por supuesto, somos más nuevos aquí en Long Island en ver los [efectos de] los incendios forestales y saber qué hacer”, dijo Jennifer Brown, presidenta de la junta del Ministerio Rural y Migrante. “Está el problema de la educación y de que los empleadores les digan a los trabajadores que esto no es seguro. Podemos ver que esto es nuevo. Tenemos que encontrar la manera de resolverlo”.

“Va a ser una lucha continua si el principal objetivo de aquellos de nosotros que nos preocupamos por el medio ambiente… si nuestro principal objetivo sigue siendo la estructura de beneficios económicos”, añadió.

Apoyo sindical

Los sindicatos son quienes han asumido más reciéntemente este papel de ayudar a los trabajadores agrícolas a combatir el cambio climático. En 2020, entró en vigor una ley en Nueva York que legaliza el derecho de los trabajadores agrícolas a negociar colectivamente condiciones de vivienda y de trabajo equitativas. Nueva York es uno de los 14 estados que permite la formación de este tipo de unión.

Desde entonces, la organización ha sido lenta. Un grupo de trabajadores agrícolas de Pindar Vineyards en North Fork se convirtió en el primero en Nueva York en formar un sindicato, pero los retrasos de la gerencia y las protestas de los trabajadores permitieron que el resto del estado se pusiera al día para alcanzar los contratos. En otros lugares, los propietarios de granjas también rechazaron la ley que permitía a sus trabajadores el derecho a un día de descanso y al pago de horas extras debido al impacto en su productividad y resultados.

Foto: María Del Mar Piedrabuena – Tu Prensa Local

Recién ahora los primeros sindicatos de trabajadores agrícolas del estado están obteniendo contratos aprobados en North Fork, dijo Palmquist de RWDSU/Local 338. En Long Island, los viñedos Pindar y Palmer tienen contratos aprobados.

Mary Anne Trasciatti es experta laboral de la Universidad de Hofstra. Gran parte de su trabajo cubre la organización sindical. Dijo que los sindicatos pueden ser firmes defensores de garantizar la seguridad de los trabajadores agrícolas frente al cambio climático.

Pero ser parte de un sindicato puede parecer riesgoso, incluso si es legal. Esto es especialmente cierto para los trabajadores indocumentados.

“[Es] mucho más complicado y mucho más difícil”, dijo Trasciatti. Explicó que el proceso de creación de sindicatos ya puede provocar represalias por parte de los empleadores. “Así que todo eso se vuelve aún más intenso cuando los trabajadores que están considerando o participan en la organización son indocumentados porque son mucho más vulnerables”, añadió.

Trasciatti dijo que la preocupación de los trabajadores indocumentados por las sanciones legales puede ser tan fuerte que incluso rechazan los servicios ofrecidos por los sindicatos y otras organizaciones destinadas a ayudarlos a combatir las emergencias climáticas. Recordó las conversaciones que tuvo después del huracán Sandy.

“Hablé con varias personas indocumentadas que dijeron: ‘Sí, sabía que allí había dinero, comida y refugio, pero como no tengo un número de seguro social, Tenía miedo de que me preguntaran y de que me expusieran’”, dijo. “Así que muchas veces, incluso cuando puede haber servicios disponibles para trabajadores indocumentados, todavía tienen miedo”.

 

Trabajando codo a codo para mantenernos saludables

Pero la falta de documentación no significa que un trabajador agrícola no tenga a quién acudir para mantenerse informado sobre los recursos de emergencia climática. De hecho, Christine Gilbert, que investiga la comunicación de crisis relacionadas con el cambio climático en la Universidad Stony Brook, dijo que las personas confían más en la información que escuchan a través de sus seres queridos que a través de cualquier otra persona.

“Lo que muchas veces es más importante, especialmente cuando se piensa en una comunidad que está en desventaja de alguna manera (ya sea por no ser ciudadano de los Estados Unidos o no hablar inglés), es que hay mucho que decir a favor de las palabras de -boca.”

El consejo de Gilbert es utilizar ese boca a boca para meterse dentro de las comunidades de trabajadores agrícolas en los riesgos asociados con cualquier evento relacionado con el clima, incluso aquellos que no han sucedido antes.

“En lugar de planificar una crisis identificable o conocida en el futuro”, dijo, “establezca pautas para que, ya sea un huracán, un incendio forestal o algún tipo de aviso de calor, [hay] pasos a seguir para ayudar a aumentar la probabilidad de que las personas no sólo estén seguras, sino que tengan algún tipo de eficacia para responder a ellas”.

Dijo que planificar las crisis de manera más amplia (saber a cuántas personas se puede llegar en un momento dado, o saber cuántas personas a tu alrededor tienen transporte para emergencias abruptas) en realidad puede ayudar a apagar las alarmas, cuando llegue el momento.

“Si las personas no sienten que pueden abordar un problema, es menos probable que respondan a una crisis”, dijo. “Necesitan tener algún tipo de herramientas o técnicas para responder. Ya sea llamando a seis personas que también trabajan en la granja o publicando algo en las redes sociales, están haciendo algo al respecto”.

Carrillo, del Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas, dijo que todavía hay muchos recursos, tanto locales en Long Island como a escala nacional, que atienden específicamente a los trabajadores estacionales y migrantes sin documentación. Pero enfatizó que el primer paso para acceder a la ayuda es reconocer que la salud es una prioridad.

“Se puede empoderar al trabajador agrícola lo suficiente como para que desempeñe un papel activo en su propia salud. [Pero] Muchos de ellos, lamentablemente, no saben que estos servicios existen”, dijo Carrillo.

Gran cantidad de recursos, independientemente del estatus.

Existen muchos recursos de preparación para emergencias para los trabajadores agrícolas en Long Island, disponibles tanto a nivel local como nacional. Independientemente del estatus de un trabajador agrícola, su dominio del inglés o el incumplimiento de un empleador para garantizar la seguridad de los trabajadores, los defensores dicen que existen espacios que priorizan la salud y el bienestar, frente a un clima cambiante.

Mary Anne Trasciatti, de la Universidad de Hofstra, describió la resiliencia dentro de la comunidad como “una especie de fortaleza flexible. Es una curva, no rompas la fuerza”, destacó que la resiliencia puede venir de todos lados, pero especialmente de quienes trabajan, y trabajan uno al lado del otro. “Y la fuerza del movimiento obrero históricamente, ahora y siempre, es la solidaridad”.

 

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