Mañana sábado 21 de junio se cumplirán en East Hampton las honras fúnebres de Scarleth Milena Urgiles Samaniego, la joven de 19 años que el domingo pasado perdió la vida en un accidente de tránsito registrado en Springs y en el que 6 jovenes más, todos estudiantes de la Escuela Secundaria de East Hampton, resultaron heridos.
Para Gabriela Samaniego, madre de Scarleth, los últimos días han sido más que abrumadores. Pero en medio del dolor de perder a su niña, ha sacado fuerzas, dice, para honrar su memoria y darle la despedida que se merece.
“Voy a honrar su memoria porque ella así lo quiso. Estaba llena de sueños, de alegrías y ahora tengo que aprender a vivir con esto, porque igual a ella no le gustaba verme llorando”.
Gabriela llegó hace apenas año y medio a los Estados Unidos, en compañía de sus dos hijos, huyendo de un matrimonio violento que los había sometido a todos a varios años de sufrimiento. Los tres se estaban levantando, empezaban a echar raíces en East Hampton, a hacer planes y a construir una vida nueva.
El domingo temprano, Scarleth le contó a su mamá que hornearía un pastel para celebrar en horas de la tarde, junto a un grupo de amigos, el cumpleaños de uno de ellos. Irían a la playa, tomarían fotos y compartirían un rato, antes de regresar a casa.
“Ella no tomaba, rara vez salía de la casa, ese día dijo ‘es el cumpleaños de mi amigo, y le voy a hacer un pastel’”, relata Gabriela. A las 5 de la tarde salió de casa, la amiga la vino a recoger en un carro rojo. Siempre que ella salía ella me decía ‘si no hay quien me traiga yo te marco’. Y me parece tan raro que se haya subido a un carro que no conoce, tal vez por el apuro de irse de la playa, porque ya estaban de regreso”.
Gabriela no sabe por qué Scarleth terminó de pasajera en el Toyota Camry modelo 2009, conducido por Luis Gonzalo Barrionuevo-Fuertes, un joven de 18 años, residente de Moriches, al que según las versiones que ella ha recibido, Scarleth no conocía. Para esta madre es todavía un misterio la razón por la cual su hija no regresó a casa en compañía de la amiga con la que salió, en horas de la tarde.
“Ella no conocía a ese muchacho, dicen que era amigo de otro muchacho y él les dijo ‘vámonos no más que él nos va a llevar’. Pero ellos no se dieron cuenta que estaba tomado porque él no estaba en el grupo de ellos, él llegó después. Eso es lo que le ha contado a mi hijo un muchacho que estaba ahí en el carro”, dijo la señora Samaniego.
Gabriela asegura que en horas de la noche, estando en su lugar de trabajo, un presentimiento la hizo llamar a casa. Fue entonces cuado su sobrina le contó que había habido un accidente.
“Llame a la casa y mi sobrina me dijo, tía ha pasado un accidente y dicen que venían niños de la High School ahí. Ellas salieron a buscar inmediatamente, yo salí del trabajo también a buscarla, en los hospitales, en la policía y nadie me daba noticia. No tuve noticia desde las 8 de la noche hasta las 3 de la mañana. Vi unos padres de familia que estaban en el hospital pero no me dijeron nada. Ellos ya sabían pero no querían ser los que me dieran la noticia”.
Noticia que finalmente llegó en la madrugada del lunes, cuando tres oficiales se presentaron en su domicilio para confirmarle lo peor.
“El policía me dijo lo ‘siento mucho’. Cuando dijo eso, se me vino el mundo encima”, relata Gabriela. “Me quedé en blanco, dije no, mi hija no es, yo quiero verla. Y el policía me decía, no puedo porque está bajo investigación, solo te puedo enseñar una foto de una cadenita que tenía en el cuello. Me enseñó la foto y dije sí, es mi hija”.
Gabriela define a Scarleth como un ser humano dulce y amoroso. Una joven juiciosa, buena estudiante, trabajadora y llena de sueños. La mayoría de sus planes, según cuenta su madre, los diseñaba pensando en hacer felices a los demás, a aquellos que tanto amaba.
“Me decía mami ya no trabajes mucho. Yo voy a entrar al ejercito, voy a ser una gran piloto, voy a trabajar y te voy a comprar tu casita y vamos a vivir los tres”, dice Gabriela.
Como si presintiera lo que estaba por suceder, la joven Urgiles le expresó a su familia en sus últimas semanas de vida, varias cosas que ahora los ponen a pensar: Les habló del futuro, de lo mucho que los amaba e incluso de donde quería que fuera su última morada.
“Hace como dos semanas me dijo ‘yo no voy a tener hijos’. Yo siento que me voy a morir joven, no me voy a casar, no voy a tener novio, solo voy a estudiar”, recuerda Gabriela. “A la siguiente semana estaba muy cariñosa, a ella no le gustaba dar abrazos ni besos porque decía que ya estaba grande, pero la última semana me abrazaba y me decía mami yo te quiero mucho, yo te admiro mucho y a mi ñaño (hermano) también lo quiero mucho”.
“Estábamos viendo una noticia de algo y me dice si me muero aquí, me mandas al Ecuador, porque quiero ir a donde mi abuelita y también a donde mi papi porque ya le perdoné”, cuenta Gabriela.
Aunque esta madre asegura que no hay rencor en su corazón después del fatídico accidente que le arrebató a su hija, espera que haya justicia, no solo por la vida que se apagó, sino a manera de precedente, para evitar que episodios similares sigan pasando en el futuro, dice.
“Yo se que nadie sale a matar. Pero si estás ebrio no manejes, no conduzcas. Hubiera preferido mil veces que no los llevara, que los dejara ahí, porque es una irresponsabilidad tremenda haber llevado a esos niños en un estado etílico, así los niños se lo hubieran pedido, si él sabía que estaba ebrio no debía habérselos llevado. El tenía que ser responsable de sus actos, él estaba llevando vidas allí adentro. Se llevó sueños, se llevó vidas, se pudo haber llevado muchas más y justamente le tocó a mi hija”.
Gabriela dice que hasta la fecha no se ha comunicado con la familia del joven conductor, ni con los estudiantes que resultaron heridos, aunque sabe que algunos de ellos ya fueron dados de alta.
Por el momento está concentrada en despedir a su princesa, la niña de sus ojos. Mañana entre las 2 de la tarde y las 8 de la noche, se llevarán a cabo los servicios fúnebres en Yardley & Pino Funeral Home, localizado en el 94 de Pantigo Road, en East Hampton. La familia planea un misa de despedida el domingo, a la 1:30 de la tarde, en la Iglesia Católica Most Holy Trinity y el lunes el cuerpo de Scarleth será enviado a su natal Ecuador, donde el resto de su familia planea darle sagrada sepultura. En el cantón Coronel Marcelino Maridueña se llevará a cabo el último adiós de la joven soñadora, deportista, la que ayudaba a sus compañeros con los deberes de geometría, la que tomaba clases adicionales para mejorar su inglés, la que quería pilotear aviones, vestir el uniforme miliar de los Estados Unidos y por sobre todas las cosas, darle una vida feliz a su mamá y a su hermano.
Paz en la tumba de Scarleth Milena Urgiles Samaniego. Enero 31 de 2006 – Junio 15 de 2025.