Sigue la ola de leyes que buscan ponerle freno a los abusos policiales y restaurar la relación entre la comunidad y la policía. Esta mañana el gobernador Andrew Cuomo firmó una nueva ley que obliga a los oficiales del estado de Nueva York, a llevar ligado a su cuerpo, un dispositivo que grabe todo lo que sucede minutos antes de bajarse de su patrulla, para atender un llamado de emergencia o interactuar con alguna persona.
De acuerdo con la nueva ley, en las cámaras corporales quedará registrado cualquier uso de fuerza por parte de los agentes del orden, los arrestos, el momento en el que responden a una emergencia, todas sus interacciones con individuos sospechosos de actividad criminal, la búsqueda de personas, las pesquisas en una propiedad, cualquier llamado a un delito en desarrollo, las labores de investigación que involucren interacción con individuos, cualquier interacción con una personas perturbada emocionalmente, las situaciones en las que el oficial se encuentra en peligro inminente o cuando tenga necesidad de documentar su tiempo de servicio.
“Con demasiada frecuencia, las injusticias pasan desapercibidas y los policías se sienten envalentonados para actuar como jueces y jurados. Las cámaras corporales disminuirán el deficit de confianza entre la policía y las comunidades a las que sirven”, dijo el senador Kevin Parker, patrocinador de la ley.
El gobernador también firmó una ley para darle vida a la Oficina de Investigación de Mala Conducta, un ente independiente que se encargará de las denuncias por acciones inadecuadas de los oficiales de policía y los miembros de otras agencias del orden. A diferencia del Fiscal Especializado, que se concentra en casos de muertes de civiles durante arrestos, esta dependencia revisará cualquier denuncia de mal comportamiento o abuso de autoridad.
Estas dos nuevas leyes, llegan a engrosar un paquete de reformas firmado en los últimos días por el mandatario regional, mientras continúa la avalancha de protestas en diversos puntos de la Unión Americana, contra el abuso policial y el racismo, luego de la muerte de George Floyd el 25 de mayo pasado.
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