Como “muy productiva” calificó el gobernador Andrew Cuomo la reunión que sostuvo en el tarde de hoy con el presidente Donald Trump. El mandatario regional dijo que las dos partes estuvieron de acuerdo en trabajar mancomunadamente para poder hacer realidad el desafío de administrar a gran escala, las pruebas de COVID-19 y de esta manera abonar el terreno para la eventual reapertura de la economía. El gobierno estatal asumirá la tarea de coordinar el trabajo de los cerca de 300 laboratorios que existen en Nueva York, regularlos y determinar la manera como se distribuirán los tests en todo el estado para cumplir el objetivo. El estado también será responsable de la gigantesca tarea de rastreo, es decir, hacerle seguimiento a los pacientes que sean encontrados positivos, para determinar con cuántas personas entraron en contacto y de esta forma poder cuantificar el impacto real del virus. Por su parte el gobierno federal se encargará de liderar y coordinar el trabajo de las grandes compañías de equipos e insumos, necesarios para realizar las pruebas.
De acuerdo con el nuevo plan trazado por el presidente y el gobernador, el estado de Nueva York, pasará de realizar 20 mil pruebas diarias, a realizar 40 mil. “Necesitamos varias semanas para subir a ese nivel, pero es un objetivo muy agresivo, esa es nuestra meta y creo que ha sido muy productiva nuestra conversación”, aseguró Cuomo.
El desafío no solo es realizar “tests” de diagnóstico, sino también administrar pruebas de anticuerpos, con los cuales se podría cuantificar los verdaderos alcances del virus e identificar quién está en capacidad de donar dichos anticuerpos, para ayudar a pacientes infectados a combatir la enfermedad.
Cuomo dijo además que “el presidente se comprometió a trabajar duro para obtener fondos para los estados en la próxima legislación que se apruebe”.