Un residente de Greenport está denunciando haber sido víctima de una estafa migratoria, que hasta la fecha le ha costado más de 11 mil dólares. El inmigrante denuncia que un supuesto bufete de abogados le prometió someter una solicitud de residencia al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos y luego le dijo que su petición había sido aprobada. Meses después, sin residencia, sin dinero y sin que su abogada le de la cara, todo parece indicar que se trataba de un esquema fraudulento.
Preocupado por su situación migratoria y el clima hostil que reina en el país, a principios de este año, Víctor Manuel Dubon García, un inmigrante de origen guatemalteco que lleva dos décadas viviendo en territorio americano, decidió tomar acción y buscar ayuda legal. Como cosas del destino, dice, un día, mientras navegaba por Facebook, se encontró con un anuncio de unos abogados, que a simple vista parecían ser efectivos y cautivaron por completo su atención.
“Yo agarré el número y me contacté con el supuesto bufete, se llama “Contacto Inmigrante”. Entonces me comuniqué por chat y me dijeron ‘uno de nuestros representantes se estará comunicando con usted en los próximos días’”, relata el señor Dubon.
Al cabo de 3 días, el ilusionado inmigrante, que ya empezaba a soñar con ponerle fin a su limbo migratorio, tuvo las primeras noticias de los supuestos abogados.
“Me dice, soy Suzanne Vásquez, la representante del bufete Contacto Inmigrante y soy la persona indicada para llevar su caso”, dijo Dubon García. “Me pidió toda mi información, me pidió la información de mis papás, de algunos de mis hermanos, si tenía hijos, todo eso yo se lo mandé. Incluso me pidió mi permiso de trabajo, y yo se lo mandé, me pidió el social pero le dije, lo siento pero el social no se lo puedo dar. Ella me dijo ‘no se preocupe, de todas maneras ya inmigración tiene sus datos y su número de social’”.
En tiempo récord, apenas tres días después de la última conversación, la presunta abogada se comunicó con su cliente nuevamente, con la grandiosa novedad de que su petición de residencia había sido aceptada. Para seguir adelante con el proceso, el señor Dubon debía mandar a la brevedad posible, la suma de 848 dólares. Sin pensarlo dos veces, y con la certeza de que la anhelada green card estaba más cerca que nunca, envió el dinero a la cuenta de Bank Of America que le fue indicada.

Captura de pantalla del chat donde Víctor Dubon García se comunicaba con su supuesta abogada.
Víctor dice que la foto de perfil del chat, por el que se comunicaba con la supuesta abogada, mostraba logos, una hoja de vida exitosa y mensajes de expertos en inmigración, lo que en ese momento le dio confianza para seguir adelante. Sin embargo pasaron 6 largos meses en los que no recibió ninguna señal de su abogada, así que decidió contactarla y aquí apareció la primera bandera roja para Dubon García.
“Me salió con que había perdido toda mi información y que quién era yo, que se le había olvidado porque perdió su número de teléfono. Le dije cómo es eso posible si usted supuestamente es abogada, usted debe tener todo archivado”, relata. “Y entonces me dijo si lo tengo, pero no me aparece en mi correo electrónico. Entonces empezó otra vez de nuevo, y a mi me entró una espinita, pero como después me dijo bien las cosas, ya había aparecido toda mi información y me dijo que iba a tener la corte con un federal, entonces seguí adelante”.
Victor se preparó para su encuentro virtual con un agente migratorio. Llegó puntual a la cita de Zoom, que le había sido notificada mediante cartas con membretes, que llegaban a su correo electrónico. Para él todo parecía normal.
“Yo veía un cuarto con bandera de Estados Unidos y el oficial supuestamente federal de inmigración, el no hablaba inglés por lo poquito que pude escuchar, me habló en español pero se enredada para hablarme, dije yo quizás estaba nervioso, igual yo estaba muy nervioso también”.
Tras una breve entrevista, el supuesto agente de inmigración le dijo que debía enviar la suma de 1800 dólares, para que su tarjeta de residencia empezara a ser procesada. Una vez más, Víctor, esperanzado, envió el dinero. La siguiente comunicación con su abogada, volvió a encender las alarmas del inmigrante, aunque ella siempre conseguía tranquilizarlo para que él continuara con su proceso.
“Esta señora me dijo ‘compre una huellera para que usted esté listo’. Cuando el juez le pida las huellas usted las imprime, me manda una foto y listo”, narra Dubon García. “Y dije yo, cómo es eso posible, pero luego ella me dijo, ‘no se preocupe que ya su información la tiene inmigración, y usted ya no va a necesitar dar huellas’ que porque mis huellas, las que tenía inmigración, eran muy recientes. Yo confié en eso”.

Como si el engaño hasta el momento no fuera suficiente, su abogada le dijo que debía asistir a una nueva entrevista virtual, esta vez con un juez de inmigración. Victor cumplió una vez más el llamado vía zoom y asegura que al conectarse, observó en detalle, lo que parecía ser una corte normal.
“Me dijo el juez que si yo juraba decir la verdad y nada más que la verdad. Que cuantos años yo había hecho impuestos, entonces me dijo, ‘vamos a ver si califica’. Mientras tanto usted tiene que mandarnos un pago de 2 mil dólares para producir su tarjeta. Yo se los mande por Zelle”.
Aunque muchas cosas le hacían dudar a Víctor de este proceso, la esperanza de legalizar su situación migratoria y vivir por fin con tranquilidad en el país donde ha construido 20 años de historia, pudo más que la razón en esos momentos. Además le faltaba muy poco según las notificaciones que recibía de supuestas autoridades migratorias y según las palabras de su propia abogada.
“Me llegó una notificación diciendo que yo tenía corte para el 22 de agosto. Ya es la última corte señor Victor, para entrega de documentos, dijo la abogada. Y en esa cita me enseñaron una residencia que tenía mi nombre”, relata Dubon García.
Sin embargo para que ese codiciado documento llegara por fin a sus manos, las supuestas autoridades de inmigración le exigían que se pusiera al día con los impuestos previos al año 2023.
“Para que su residencia sea entregada por el gobierno, usted tiene que hacer el pago de los impuestos que están retrasados, me dijeron. Y yo me puse a pensar, tiene lógica. Me dijo que eran 6,800 dólares y se los mandé, porque yo estaba entre la espada y la pared”, asegura.
Víctor dice que tuvo que pedir dinero prestado, aquí y allá, para reunir esa suma. Pero lo hizo con la absoluta convicción de que muy pronto sería oficialmente un residente permanente de los Estados Unidos.
Los encuentros virtuales incluyeron además, preguntas de cultura y evaluación de conocimientos. Una prueba que Víctor superó con éxito.
“Me hicieron 12 preguntas del país, y yo las respondí como yo las estudié. Llevo 20 años aquí, así que sería el colmo que no sepa cosas del país”, dijo Víctor.
El proceso aparentemente había terminado. Víctor ya no tendría que pagar ni un solo dólar más, sino únicamente esperar a que le llegara su documento. Sin embargo, una nueva llamada lo despertó del sueño y lo confrontó con la realidad.
“En el momento en que yo me di cuenta de que esto era un fraude, fue cuando me llamaron después de la última corte. Me llamó una mujer desde Tennessee diciéndome que necesitaba 2 mil dólares para que mi tarjeta fuera entregada y ese dinero me lo iban a reembolsar cuando la tarjeta estuviera en mi dirección pero que tenía yo que estar presente”, asegura Víctor. “Entonces yo le dije en qué momento el correo postal va a cobrarme por entregar documentos y ella me dijo que era una empresa privada”.
Por suerte el señor Dubon García no envió estos últimos 2 mil dólares. Contactó a su abogada para reclamarle por la situación y ella le dijo que se encontraran en California para que juntos fueran a reclamar la residencia.
“Pero si yo no tengo mis documentos en regla cómo voy a ir para allá. Entonces ella me dijo que se iba a encargar y que ella misma iba a ir a la oficina de San Francisco, California, donde se vio mi caso”, relata el señor Dubon. “Ella fue a recogerlos y me llamó por video llamada y eran los mismos documentos que a mi me enseñó el supuesto federal”.
La abogada dijo que ella le enviaría el documento cuando Víctor le depositara 1,500 dólares equivalentes a los viáticos que gastó yendo a recoger la residencia. El hombre estuvo tentado a enviar el dinero, pero decidió pedirle a su abogada que le mandara una foto del documento para poder analizarlo en detalle. Ella se negó.
“Decía residencia permanente con mi foto pero ella lo pasó así rápido. Yo le dije que me mandara una foto que yo le autorizaba para que abriera el paquete, pero ella dijo que era muy peligroso mandar fotos”, relata Víctor Manuel.
La supuesta abogada le dio a su cliente un número de recibo, con el que podía verificar en línea, a través del rastreador de casos de USCIS, el estatus de su residencia. Al introducir los números aparecía un mensaje de USCIS confirmando que su tarjeta había sido emitida el 13 de agosto. Aunque no se veía su nombre, el mensaje le devolvía por instantes las esperanzas a Víctor, en medio de un mar de dudas.

Tras analizar con calma todo lo que había vivido en los últimos meses, el señor Dubon García decidió contactar a OLA Of Eastern Long Island, para que el equipo legal de la organización le ayudara a constatar la veracidad del proceso. La abogada Lucía Damerau, Directora de los Servicios Legales de Inmigración en OLA, evaluó los documentos y las declaraciones de Víctor y su conclusión fue contundente.
“Es 100% una estafa”, dijo la abogada.
La experta desenmarañó el caso de este inmigrante, para que nuestra comunidad abra los ojos y no se convierta en la próxima víctima.
“Hizo los pagos a través de Zelle. USCIS, la entidad gubernamental que procesa las solicitudes, nunca acepta Zelle. Solo aceptan cheques, giros postales y pagos con tarjeta de crédito. Después del 29 de octubre de 2025, ya no aceptarán cheques ni giros postales, pero por ahora solo aceptan eso”, dijo la abogada.
Las cartas enviadas en español desde correos electrónicos que no finalizan en .gov son otra prueba irrefutable de que se trata de un fraude, dijo la experta. Los estafadores obviaron además algunos detalles que nuestra gente puede analizar en caso de que intenten engañarlos.
“En una de las cartas, en el background, se puede ver CBP, Customs and Border Protection (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza), pero CBP no se encarga de recibir, ni aprobar aplicaciones de residencia, es la patrulla fronteriza y no tiene jurisdicción ni nada que ver con las aplicaciones de residencia”, dijo.
Aunque los embaucadores trataron de lucir muy confiables al proporcionarle a su “cliente” incluso un número de recibo para que chequeara el estado de su solicitud, la experta dice que eso tampoco es una prueba definitiva de la veracidad del proceso.
“Estos estafadores probablemente se robaron el correo de alguien o están usando el aviso de recibo de alguien que de verdad se le aprobó la residencia, pero definitivamente es un scam, no es una aplicación verdadera, ellos están usando la notificación de alguien más”.
Los estafadores pueden usar identidades de personas reales, que al ser buscadas en línea generen confianza en las víctimas. En este caso, por ejemplo, la supuesta abogada que interactuó con el señor Dubon, se presentó como Suzanne Vásquez. Una breve búsqueda de ese nombre en internet muestra a una reconocida abogada, con más de 20 años de experiencia en inmigración, certificada por el colegio de abogados del estado de la Florida. Sin embargo la foto de la abogada Suzanne Vasquez que aparece en línea, no corresponde con la supuesta abogada que se comunicaba por video llamadas con Víctor, bajo ese mismo nombre.
Según la abogada de OLA, la difícil situación que vive la comunidad inmigrante en estos momentos, está llevando a nuestra gente al límite del desespero y los está convirtiendo en una presa fácil de los estafadores. Por eso, se le recomienda a los inmigrantes estar más atentos que nunca, investigar a sus abogados y corroborar sus credenciales antes de abrirles las puertas de su confianza y sobre todo, las puertas de su bolsillo.
“Deben preguntar en qué estado está autorizado el abogado y buscarlo en línea, o llamar al colegio de abogados local de ese estado y solicitar su información para asegurarse de que actualmente tenga una licencia para ejercer la abogacía y que no tenga ninguna acción disciplinaria en su contra”, dijo Damerau.
La directora de servicios legales de inmigración recomienda seguir tres pasos, para evitar caer en las garras de los embaucadores:
A. Averiguar si es en realidad un abogado: En Nueva York pueden verificar que sus licencias estén activas constatar si son abogados de inmigración haciendo click aquí. . Si dice “No record found”, es porque no es un abogado.
B. Buscar en línea las oficinas del abogado o recomendaciones (reviews)
C. No Confiar si les piden pago por Zelle o pagos en efectivo, sin darles un recibo.
“Si tienen dudas y no están seguros que nos contacten y dejen su información en nuestras lineas para que podamos ayudarlos o darles una asesoría gratis”, dijo la abogada Damerau.
A pesar de lo triste y doloroso que es para Víctor exponer su caso, dice que lo hace con la esperanza de alertar a las personas sobre los alcances de los estafadores y su esquema de fraude. Asegura que después de perder 11,848 dólares en esta estafa, el saber que su caso puede ayudar a que otros no pierdan, representa para él un aliciente.
“Lo que hicieron conmigo fue una tremenda estafa, pero en realidad yo confío en Dios y ellos van a tener su castigo. Yo lo que necesito es que otras personas no caigan en lo mismo que yo caí, porque honestamente duele, cuánto le cuesta a uno ganarse su dinerito para que le hagan esto”.
Si usted ha sido víctima de una estafa migratoria, puede denunciarla directamente con USCIS haciendo click aquí, o puede someter una queja en la oficina de la fiscal de Nueva York, haciendo click aquí.
