Ha llegado nuevamente la época del año en la que Kevin Randy Barrera, residente de nuestra área, pone en marcha su campaña anual, con la intención de reunir los fondos necesarios para regalarle a los habitantes de Escuintla, la población de Guatemala que lo vio nacer, una celebración navideña digna. Este es el cuarto año consecutivo, en el que Randy junta entre recursos propios y aportes de la gente de buen corazón, el dinero requerido para darles regalos a decenas de niños y un plato de comida a sus familias. La celebración se ha convertido en todo un acontecimiento para este pueblo, en donde las carencias y necesidades son el pan de todos los días.
“Es importante por la felicidad que le doy a los niños y a sus padres en estas fechas. Muchos no tienen para darle un juguete a su niño”, dice el señor Barrera.
Agobiado por las precarias condiciones en las que viven muchos de sus antiguos vecinos, en el 2022, este inmigrante radicado en Shirley, decidió hacer algo para que al menos la Navidad, tuviera un sabor diferente para su gente.
A lo largo de estos 4 años, Randy ha hecho rifas, ha recibido donativos directos y sobre todo ha puesto dinero de su propio bolsillo, para financiar una fiesta de Navidad, con al rededor de 300 tamales, 200 regalos para niños y un aporte económico para un centenar de familias de Escuintla.
“La meta siempre es tener más ayuda. Porque entre más ayuda, llegan más juguetes a más niños”, dijo.
Randy asegura que haber vivido en carne propia la pobreza, es lo que lo impulsa a darle vida anualmente a esta misión. Dice que sabe lo que es “aguantar hambre” y vivir en medio de limitaciones, en una familia de 12 hijos. Las precarias condiciones de aquel entonces, obligaban a su madre a alimentar primero a los más pequeños, porque no siempre había para todos, relata. Esas carencias de infancia le enseñaron con creces la importancia de dar y compartir.
“Yo pasé por mucha pobreza. Yo sé lo que es estar en estas fechas sin comida y es muy triste”, asegura Kevin Randy. “Una vez un señor me regaló 50 Quetzales que equivalen a 7 dólares, y ese fue el día más feliz de mi vida. Con 50 Quetzales compré comida, me compré una camisa barata y otras cosas. Gracias a esa persona, siempre recuerdo que un acto de bondad puede brindar felicidad”.
Para cumplir cada año con su propósito navideño, el señor Barrera cuenta con una complice de lujo: Su madre, quien no solo compra cada uno de los regalos que se le entregan a los niños de Escuintla, sino que además es la encargada de preparar todos los tamales que comparten con la comunidad.

Doña Fabiola, madre de Randy, repartiendo tamales en una de las celebraciones navideñas de Escuintla. Foto: Cortesía
“De mi parte pondré mil dólares. Se que con eso ya puedo comprar para 300 tamales y algunos juguetes, pero si recibo ayuda seguro mi madre podrá hacer más tamales y comprar más juguetes”, dijo.
Randy no puede hacer realidad este sueño en solitario. Necesita de la ayuda de la comunidad para que se vincule con sus aportes. Como el mismo señala: entre más dinero recoja, más familias tendrán un plato de comida en su mesa navideña y más personas podrán irse a casa con algo de dinero para solventar sus necesidades.
“Algunos me han escrito y me dicen muchas gracias. Yo no hago nada para llamar la atención, solo me siento bien al hacerlo”, dijo. “Se siente bien cuando tu estás el 24 disfrutando de tus alimentos, pensar que gracias a ti, también un niño está comiendo y está disfrutando”.

Las personas que deseen contribuir a este sueño de Navidad, pueden comunicarse directamente con Kevin Randy Barrera al 631 306 3697 o enviar un aporte vía Zelle a ese mismo número. Cualquier donativo, por pequeño que parezca irá sumando para hacer realidad esta noble causa, en época de dar y recibir.
