Una joven latina, egresada en el 2019 de la escuela secundaria de Riverhead, está haciendo realidad sus sueños profesionales, gracias a una beca de educación superior para estudiantes minoritarios, a la cual se hizo acreedora por su excelente desempeño mientras estudiaba ingeniaría mecánica en la Universidad de Binghamton.
Su nombre es Cecilia Villegas, y aunque tiene tan solo 23 años de edad, en su hoja de vida ya figuran varias credenciales: Terminó con honores la escuela secundaria, se graduó el año pasado de ingeniería mecánica, está cursando una maestría en ingeniería ambiental en la universidad de Nueva York y durante dos veranos hizo parte del equipo de trabajo de la oficina de eficiencia energética y energía renovable del Departamento de Energía de los Estados Unidos.
“Yo me siento super feliz, super agradecida. Estos últimos dos veranos no he tenido que preocuparme por encontrar un trabajo. Yo nunca pensé que iba a trabajar con el gobierno, tuve que ir a Washington DC y de verdad, el trabajo que ellos hacen es muy inspirador”, dice Cecilia.
El Programa de Educación de Posgrado para Minorías, GEM, por sus siglas en inglés, recluta a estudiantes de poblaciones minoritarias que estén altamente calificados y que cursen maestrías y doctorados en ciencias aplicadas e ingeniería. Combina sus habilidades específicas con las necesidades técnicas de los empleadores miembros del programa, como el departamento de energía. Un verdadero sueño hecho realidad, para una joven como Cecilia que tiene la ilusión de ayudar algún día a las pequeñas empresas y familias latinas, a navegar en el mundo de la sustentabilidad y la conservación del medio ambiente.
“Me gustaría dedicarme a la consultoría. Mi primer trabajo fue en el comercio minorista y me sorprendió la cantidad de desechos que encontré: tanto cartón y plástico. Me encantaría desarrollar una carrera creando estrategias para que las corporaciones reduzcan los desechos y operen de manera más sustentable”.
GEM no es un programa de becas tradicionales para subsidiar estudios, ya que tanto las escuelas como los empleadores tienen que estar de acuerdo en apoyar a un estudiante determinado, con base en sus logros académicos. En el caso de Cecilia la escuela cubre el costo de su maestría y le otorga un subsidio para sus gastos personales, mientras que el empleador, el Departamento de Energía de los Estados Unidos, le ha dado trabajo en su campo, durante dos veranos. Solo 1000 estudiantes en toda la Unión Americana logran este apoyo y Cecilia hace parte del selecto grupo.
“Me siento muy orgullosa de mi misma, por poder lograr todo esto. Pero también siento una enorme responsabilidad de impulsar a otros. Cuando me preguntan cómo lo he hecho les digo que sí se puede lograr. Solo tienen que tener la mentalidad. No voy a decir que es fácil, pero se puede alcanzar”, dijo.
Para esta joven de origen guatemalteco, el apoyo de su familia ha sido trascendental. Su mamá la impulsó desde el principio para que fuera en busca de sus sueños, sin importar lo difícil que pudiera ser el camino.
“Cuando empecé en Binghamton mi mamá me dijo, no importa qué tengamos que hacer, vas a ir a la escuela que quieres. Ahí obtuve también una beca y así fue como pude hacer mis 4 años de college. Pero mi mamá siempre me impulsó y me hizo sentir que aunque el dinero era importante y seguro le preocupaba, mis sueños eran más importantes”, dijo.
Cecilia ha respondido con creces a los sacrificios de sus seres queridos. Fue la primera de su familia en obtener un título universitario y ahora que está cerca de alcanzar una maestría, se ha convertido en motivo de gran orgullo.
“Mi familia ha hecho muchos sacrificios para que yo pudiera llegar hasta aquí. Nunca vimos a alguien en mi familia que pudiera continuar con un título de posgrado”, dijo Cecilia.
Su pasión es la conservación del medio ambiente, por eso cuando termine la maestría, quiere trabajar orientando a las empresas en esa búsqueda. No descarta crear proyectos en países de America Latina, como Guatemala, donde no solo están sus raíces, sino donde ha podido constatar de primera mano, muchas necesidades y falencias.
“Mis padres son de Guatemala y he ido bastantes veces allá. Es un sueño poder ayudar a mi país”, dijo.