Actualización 8:34 p.m Los equipos de respuesta encontraron esta tarde, entre los escombros de la casa que se incendió hoy en Mattituck, el cuerpo de Edy Herrera, uno de los habitantes de la residencia, que según versiones de los sobrevivientes, dormía en el ático de la casa. El joven de 26 años trabajaba en las noches y dormía en el día, quizás por eso no escuchó los llamados de alerta de los residentes de la vivienda, al momento del incendio. Allegados a la víctima le dijeron esta noche a Tu Prensa Local que Edy era hijo único y era el principal soporte económico de su madre.
Historia Original: Una persona desaparecida y una familia que lo ha perdido todo, constituyen el saldo de un incendio residencial que se registró esta mañana en una vivienda de Mattituck.
Según el relato de María Ramírez, una de las habitantes de la casa en llamas, localizada en el 4250 de Main Road, el incendio se inició hacia las 9:30 de la mañana. A esa hora la mujer, hablaba por teléfono con su familia en Guatemala, debido a que justo hoy estaban sepultando a una tía que perdió la vida el fin de semana. Ella trataba de ultimar desde la distancia, los detalles del último adiós para su ser querido, cuando empezó a sentir un fuerte olor a caucho quemado, dice.
“Me puse a hacer las tortillas, cuando me llegó un olor como a hule quemado. Me fui a mirar al comedor y cuando camino otro poquito más, yo veo el fuego que ya estaba en la sala”, dice María Ramírez, habitante de la casa.
Doña María no sabe a ciencia cierta en que parte de la vivienda que ella y su familia han rentado por 8 años, se produjo el incendio. Lo único que recuerda es que al percatarse de que algo malo estaba sucediendo, llamó a gritos a su hijo mayor, de 19 años, quien estaba en casa, para que pidiera ayuda a los bomberos. Luego se dio a la tarea de buscar a su sobrino de 4 años, quien estaba bajo su cuidado y a quien en medio de la confusión no podía encontrar.
“El niño se había metido debajo de una cama a esconderse, del susto”, dice. “Yo gritaba: la casa está agarrando fuego”.
Con el paso de los segundos las llamas se hicieron más evidentes. Dice la señora Ramírez que trató de apagar el fuego con agua en contenedores, pero el incendio ya se había apoderado del lugar. Le gritaban desesperadamente a uno de los habitantes de la casa, que dormía en el ático, para que se pusiera a salvo, pero jamás obtuvieron respuesta. Los organismos de socorro no lo han encontrado aún, pero doña María dice que ella y su familia, temen lo peor.
“El no alcanzó a escuchar, yo creo. Es posible que no me escuchara, porque como el trabaja de noche, yo pienso que el estaba dormido arriba. El no había salido porque fue muy temprano”, relata, entre lagrimas, la señora María.
El fuego de esta mañana puso a esta familia de guatemaltecos de cara al infierno: No solo los alberga la incertidumbre de saber que una persona con la que compartían la vivienda se encuentra desaparecida, sino que también los aqueja la angustia de haberlo perdido todo. Tras ponerse a salvo en las afueras de la casa, presenciaron la destrucción de lo que consiguieron a lo largo de muchos años de trabajo. Ropa, muebles, electrodomésticos, cuatro vehículos y la suma de 40 mil dólares que el esposo de doña María estaba ahorrando con la ilusión de completar algún día el dinero para comprar una casa. Todo, absolutamente todo, quedó reducido a cenizas.
“Mi esposo estaba reuniendo una cantidad de dinero para ver si comprábamos una casa, todo eso se quemó”, dice. “Se quemaron los carros, muchas cosas que teníamos ahí. Mi hermana estaba reuniendo sus cosas porque se iba a mudar el primero de diciembre. Tenía sus camas, su ropero y había comprado tres televisores. Todo se fue”.
Doña María dice que en varias ocasiones habían hablado con el dueño de la casa para reportarle los daños en la propiedad. Y aunque ella asegura que había detectores de humo, cree que las causas de la conflagración pueden estar asociadas al mal estado de la vivienda.
“Nosotros seguíamos ahí porque están escasas las rentas, pero ya le habíamos dicho al señor que si le hacían una inspección a la casa, no la iba a pasar, porque todo estaba muy viejo, había problemas en las tuberías”, dice la señora Ramírez.
Al momento la entrevista con Tu Prensa Local, doña María iba camino a la organización CAST, con la idea de gestionar dónde pasar la noche, y dónde instalarse junto a su familia, en los próximos días. Ella, su esposo, sus tres hijos, sus sobrinos y su hermana se quedaron, literalmente hablando, con lo que tenían puesto.
La comunidad de Mattituck y sus alrededores se movilizó al instante. Esta misma tarde fueron puestas en marcha varias campañas de recolección de fondos para ayudar a esta familia en desgracia.
Aunque la meta establecida en una de esas campañas está prácticamente cumplida, es claro que lo que se avecina para esta familia, en vísperas de Acción de Gracias y Navidad, es muy difícil, por lo que la generosidad de nuestra gente, es más solicitada que nunca.
Si usted quiere ayudar a la familia Peralta Rivera a levantarse de este duro golpe, puede contribuir en cualquiera de las campañas creadas para solventarlos. Esta es otra de ellas.
Cualquier donativo, por pequeño que parezca, será de gran ayuda para esta familia, en estos momentos de prueba.