El municipio de Southampton desarrolló una nueva audiencia pública para discutir una reforma al código municipal, que de ser aprobada, prohibiría el uso de sopladores de hojas a gas, en el período comprendido entre el 20 de mayo y el 20 de septiembre, cuando el flujo de turistas y visitantes aumenta considerablemente en la región.
Al igual que sucedió en la audiencia del 22 de febrero, defensores y detractores de la medida se dieron cita para exponer sus puntos a favor y en contra. Sin embargo el anuncio más importante para la comunidad trabajadora, lo dio la fiscal municipal adjunta Christine Scalera quien dijo que la parte de la propuesta referente a las sanciones ha sido revisada para despenalizar las violaciones del estatuto. Es decir que quienes infrinjan la norma ya no irán a la cárcel como se había contemplado en el proyecto inicial. La funcionaria explicó que la política del municipio será apuntar a las empresas y no a quienes llevan a cuestas los sopladores en el desempeño de su trabajo.
La noticia de la despenalización fue celebrada por la organización OLA of Eastern Long Island, que en la audiencia pasada puso el dedo en el renglón al alertar que la medida, tal y como estaba concebida inicialmente, castigaría de forma desproporcionada al gremio de trabajadores. La norma contemplaba que quienes violaran la prohibición serían sancionados con una multa de 1,000 dólares o 15 días de cárcel.
“OLA está feliz de ver que el municipio de Southampton avanza para despenalizar las sanciones relacionadas con el uso indebido de sopladores de hojas. Podemos continuar apoyando las causas ambientales y tener conversaciones importantes sobre este tema sin aceptar la amenaza de ir a la cárcel”, dijo Minerva Pérez, Directora Ejecutiva de OLA. “Nuestros jardineros fueron considerados “esenciales” en el punto álgido de la pandemia. No dudaron en trabajar y ahora todos debemos apoyarlos para asegurarnos de que las leyes se apliquen de manera justa y equitativa”.
Los defensores de la prohibición aducen impacto ambiental, ruido y consecuencias para la salud de los usuarios, como las principales razones para pedir que se restrinja el uso de sopladores. Por otro lado quienes se oponen a la prohibición, argumentan que los aparatos eléctricos no son la panacea ya que los cargadores para las baterías hacen un ruido similar al de los sopladores a gas. El alto costo de los eléctricos es otro de los argumentos con el que defienden sus ideas.
Pérez alentó a las empresas latinas del East End para que tomen la iniciativa y se preparen de manera activa para enfrentar los cambios que se avecinan.
“El futuro puede llevarnos en una dirección en la que no se utilicen sopladores de hojas a gas ruidosos; preparémonos para cambiar el juego antes de que nos cambie a nosotros. Nuestras empresas propiedad de latinos podrían liderar el camino en diseños de jardines que no solo vierten productos químicos. Podríamos estar creando céspedes vivos y espacios que no sean zonas muertas de céspedes planos demasiado cuidados. El concepto de un césped “perfecto” debe cambiar para permitir la belleza y el mejor cuidado del medio ambiente”, dijo Pérez.
La norma que se discute permitiría el uso de estos aparatos cuando pase el verano, de lunes a viernes, entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, y los sábados entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde. Una audiencia pública para definir el futuro de la norma está programada para el 22 de marzo. La comunidad está invitada a participar de manera presencial.