Este miércoles se celebra el Día de los Veteranos, donde se honra a aquellos que han servido en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
A pesar de que hablamos de la fuerza militar como un conjunto, en realidad, está conformado por un grupo de mujeres y hombres muy diverso, donde los Latinos, muchas veces inmigrantes, han jugado un papel crucial a lo largo de la historia de Estados Unidos, sirviendo y dando su vida en todas las guerras desde el inicio de esta nación en el siglo XVIII.
Según el Centro de Investigaciones Pew, un 12 por ciento de la fuerza activa del ejército es Latino, un porcentaje que ha ido en aumento año tras año.
Entre los inmigrantes Latinos locales que decidieron dar el paso de servir está la Sargento de la Guardia Nacional del Ejército Claudia Gómez, 35, una valiente y determinada veterana que sirvió en la guerra de Afghanistan.
Nacida en Cali, Colombia, Gómez llegó a los Estados Unidos cuando tenía 14 años de edad. Aprendió a hablar inglés y se graduó de la escuela secundaria de Hampton Bays con honores, una tarea nada fácil para alguien recién llegado, pero la determinación de Gómez ha sido una constante a lo largo de su vida, dijo su madre, Hena Guerrero.
“Cuando Claudia pone su mente en algo, trabaja duro para lograrlo,” comentó Guerrero. “El ejército ha perfeccionado sus habilidades y le ha dado un propósito.”
Con una estatura de 5 pies y poco más de 100 libras de peso, el ejército nunca fue su primera opción, comentó Gómez, pero la promesa de obtener ayuda con su matrícula universitaria hizo que esta dinámica latina, siempre sonriente y de voz suave, buscara entrar en la Guardia Nacional cuando tenía 28 años.
“Me alisté porque lo vi como una gran oportunidad para hacer realidad mi sueño de ir a la universidad,” explicó. “Pero al alistarme a la Guardia Nacional descubrí un mundo de posibilidades y realmente me hizo encontrarme a mí misma y mostrarme de lo que soy capaz.”
Gómez se alistó en la reserva del ejército en 2013, casi diez años después de graduarse de la escuela secundaria, y fue enviada a Afganistán solo unos meses después de terminar su entrenamiento básico en el “campamento de entrenamiento” en 2014. Una vez allí, se convirtió en especialista en logística.
Pasó nueve meses en Afganistán y recibió una Medalla de Logro del Ejército y una Medalla de Reconocimiento del Ejército por su trabajo en la base militar de Kandahar.
“Mi familia tenía miedo por mí, fue un decisión grande, y fue muy difícil, pero es lo mejor que he podido hacer,” explicó.
“A pesar de que me alisté pensando que serían solo unos años, encontré una familia y un lugar en la Guardia Nacional y ahora quiero servir de por vida,” dijo Gómez.
Sin embargo, servir también tiene un lado doloroso del que todos los soldados son conscientes: la muerte o el espectro de la misma, que tocan tan de cerca a la comunidad militar.
En el caso de Gómez, hubo tres experiencias específicas que la marcaron y eso hace que el Día de los Veteranos sea aún más real.
Cuando estuvo en Afganistán, aunque pasó la mayor parte de su tiempo dentro de la base militar en Kandahar, las amenazas de bomba no eran inusuales, y ese miedo constante, comentó Gómez, “afecta a tu mente.”
“Estás hiper alerta todo el tiempo, aunque no quieras pensar en ello, eres consciente de que la muerte es una posibilidad real, es una amenaza inminente,” dijo. “Volver a casa fue un gran reajuste para mí, me deprimí y readaptarme a la vida normal después de eso fue algo difícil durante unos meses, pero pude mejorar con la ayuda adecuada,” explicó.
Otros no puede ganar esa batalla mental.
El supervisor de Gómez, quien le había guiado y ayudado desde el principio cuando ella se alistó, se suicidó debido al Trastorno de Estrés Postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés).
“Hay muchos que están lidiando con PTSD, o alguna otra enfermedad mental,” dijo. “Esa experiencia fue traumática para mí, darme cuentra de que puedes morir debido a tu propia mente.”
“Es algo que quienes sirven [en el ejército] conocen, pero es por eso que es tan importante formar una comunidad, descubrir que perteneces y confiar en tus seres queridos,” dijo Gómez.
Cuando Gómez regresó a casa desde Afganistán, decidió ir más allá para honrar a sus compañeros caídos y se inscribió para convertirse en una de los soldados en ‘la ceremonia de plegamiento y presentación de la bandera’ a la familia de un veterano durante los honores fúnebres militares.
“Es una manera de honrar a aquellos que ya no están con nosotros,” comentó. “Quería hacer mi parte.”
Gómez explicó que en los honores fúnebres militares se coloca una bandera sobre el ataúd del veterano fallecido, luego se toca la corneta, se marcha hacia el ataúd y, junto con otro soldado, toman esa bandera y la doblan de un modo especial en forma de “triángulo” que sigue un protocolo especial y estricto y seguidamente, esa bandera se presentó a la familia del veterano.
Mencionó que a lo largo de esa ceremonia, los soldados que presentan la bandera deben mantener la calma y compostura en todo momento, y no se puede exhibir grandes muestras de emoción.
“Tienes que ser fuerte y honrar a quien dio la vida por su país,” comentó. “Después, por supuesto, más de una vez me derrumbé cuando estaba sola en mi automóvil, tras vivir eso. Pude haber sido yo o mis amigos, podría haber sido mi madre la que esperaba recibir la bandera doblada.”
Sin embargo, Gómez dijo que está extremadamente orgullosa de servir, y de haber tenido el honor de participar en las ceremonias de honores fúnebres militares.
Gómez señaló que también se honra a los veteranos al vivir una vida plena y libre, que es por lo que tantos han muerto.
Para ella, el poder regresar de Afghanistan y cumplir con su sueño original, el de obtener un título universitario, fue una manera de honrar el sacrificio de tantos. Gómez se graduó de la Universidad de Nueva York con una licenciatura en Higiene Dental en junio.
Gracias a su servicio, perseverancia y buenas calificaciones, pudo obtener varias becas y subvenciones, incluidas varias ayudas de parte de la organización “Veterans of Foreign Wars” (Veteranos de Guerras en el Extranjero).
Durante su tiempo en la universidad, ha seguido asistiendo a los campamentos de entrenamiento militar al menos un fin de semana de cada mes, así como durante la temporada de verano, convirtiéndose en sargento en el proceso. Su próximo paso, dijo, es obtener el rango de teniente en la escuela de oficiales.
También fue seleccionada para un viaje especial de 10 días, organizado por la Universidad de Nueva York, para ayudar a niños en Nepal con clínicas dentales, algo que quiere repetir en el futuro.
Por lo pronto, Gómez, con su recién estrenada licenciatura en Higiene Dental, planea continuar sirviendo y ayudando a los demás en diferentes capacidades, ya siendo mediante un puesto de trabajo donde pueda ayudar a otros soldados con sus necesidades dentales o entrando en algún programa donde se ayude a personas de menos recursos.
“Estoy muy optimista por lo que viene en el futuro para mí,” dijo. “He encontrado mi propósito, y estaré siempre agradecida con la Guardia Nacional de Estados Unidos y todo lo que he aprendido allí. Será siempre parte de mi vida.”
Portada: La Sargento Claudia Gómez en Afghanistan en 2014. Foto de cortesía
Artículo publicado originalmente en Noviembre de 2018