Estamos ya hartos de decirlo: el 2020 no entiende de razones, los días avanzan inexorables, a pesar de una pandemia que arrecia por doquier y no da tregua. Como dice el dicho, la vida sigue, llueva, truene, o se paralice el mundo por un virus inesperado. Sin embargo, incluso sabiendo esta verdad universal, este 2020 parece que no deja de hacernos zancadilla. Cuando pensamos que todo está pasando, vuelve la vida y se traspone, y de nuevo, nos tenemos que adaptar a algo nuevo. Desde lo más simple, como por ejemplo ponerse una mascarilla para ir al supermercado o aprender a usar el famoso Zoom, hasta lo más complejo, como no tener trabajo para sustentar a la familia o pasar un festivo sin un ser querido que está en el hospital, o peor aún, que ha fallecido, por culpa del maldito coronavirus. Todos, ricos y pobres, altos o bajos, latinos o no, de alguna manera hemos sido afectados en este 2020.
Es por eso que hoy, en el Día de Acción de Gracias—uno de mis festivos favoritos, un día sin credos ni etiquetas—un día solo para decir gracias, debemos parar un momento, y no solo agradecer lo que tenemos, si no ir más allá y reconocer que lo más pequeño, sea cercano o no, en realidad es lo más grande. Una sonrisa de un ser querido, el que un joven decida ser médico para ayudar a su comunidad, la persona que nos atiende en el supermercado día tras día, apagar las velas del pastel de cumpleaños, reírse de un buen chiste…. todo eso y más, son milagros de Dios por los que hay que estar más que agradecidos. Y es que si algo hemos aprendido este año, es que no podemos dar nada por sentado. Hoy estamos bien, y de repente, dentro de un rato, a lo mejor ya no.
Como periodistas, Juliana y yo intentamos estar siempre al tanto de lo que pasa en nuestra comunidad. Nos importa profundamente cada uno de nuestros lectores, y el lugar que todos compartimos, Long Island. Cada día nos levantamos con las pilas puestas, sabiendo que la información que proveemos es de vital importancia…pero no estamos solas, es gracias a ustedes, que de nuevo se repite el tema, eso de que lo más pequeño es lo más grande. Un “Like” en Facebook, un click en nuestra página digital de noticias, un comentario en algunos de nuestros artículos o videos, son actos de participación cívica, muestras de cuanto nos importa, a cada uno de nosotros, lo que pasa donde vivimos. Nos llena el corazón saber que desde que empezamos este proyecto, ustedes, nuestra comunidad, nos ha apoyado, y nos ha hecho crecer y ser mejores profesionales cada día. Así que gracias querida audiencia, sin ustedes, el motor de nuestro pequeño rincón del mundo, no podríamos funcionar.
De igual manera, este año nos llena de una profunda gratitud y respeto ver cómo la comunidad ha respondido a esta pandemia y demás crisis que nos ha tocado. No hay nada que nos pare. Ya sean organizaciones o personas privadas que quieran aportar un granito de arena o ayudar de alguna manera, la movilización de nuestra comunidad en tiempos de necesidad es testimonio de lo que podemos hacer juntos, si queremos. Y por eso, por aquellos que han recaudado fondos para las tragedias en nuestros países, por los que han juntado comida para llevárselas a quienes se han quedado sin recursos y a la deriva, por aquellos que han dado palabras de aliento y de fe a quienes están preocupados por sus seres queridos que están enfermos, por el amor y por la solidaridad de estos pequeños grandes gestos que presenciamos día tras día, especialmente en estos tiempos extraños, gracias
Vivamos el presente, con gratitud por las pequeñas cosas, saber que estamos vivos, que hoy hay comida en la mesa, y que tenemos esperanza.
