Cuando la pandemia llegó de pleno a nuestra área en marzo del año pasado, a pesar del miedo y la incertidumbre, muchas personas se encontraron de repente con sus vidas del revés. Escasez de alimentos, despidos, industrias paralizadas, no poder pagar el alquiler o la hipoteca, seres queridos hospitalizados, falta de información, niños, padres y maestros intentando figurarse la manera de cómo seguir adelante con la escuela, trabajadores esenciales exponiéndose día a día a los riesgos de un virus implacable…un sin número de retos diarios, que a largo plazo, han causado un agotamiento mental y físico sin igual.
Lo más difícil, de acuerdo con defensores de la comunidad, es que la crisis persiste, y a pesar de que ha empezado el proceso de vacunación en contra del Covid-19, la pandemia y sus secuelas no terminan, y todavía hay muchas personas— familias enteras—que necesitan ayuda, o por lo menos acudir a alguien que los escuche.
Es justamente debido esta necesidad tan palpable de la comunidad que la organización sin ánimo de lucro OLA of Eastern Long Island decidió volverse uno de los proveedores de “Project Hope” (Proyecto Esperanza), una iniciativa del estado de Nueva York de alcance comunitario que ofrece apoyo emocional a los residentes de regiones específicas que están lidiando con los múltiples frentes creados por la pandemia de Covid-19 a través de una línea telefónica que conecta a la comunidad con personal especializado para ayudarlos y guiarlos de manera localizada.
Para llevar a cabo la implementación de este programa, el estado de Nueva York le otorgó a OLA una subvención de casi $2 millones de dólares, financiada por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA,) que está destinada exclusivamente para cubrir los costos administrativos del programa, lo que incluye la contratación de consejeros de crisis, el entrenamiento inicial y certificación de éstos por parte del estado, celulares, computadores y otros materiales para que puedan operar, además de la coordinación de toda la operación, entre otros.
Según Minerva Pérez, Directora Ejecutiva de OLA, uno de los puntos clave en los que la organización quiso diferenciarse de otros proveedores, ha sido en escoger los consejeros de crisis para el proyecto. Pérez dijo que el objetivo principal era contratar personas que representaran realmente la comunidad del East End en todo su esplendor cultural. El resultado es un diverso grupo de gente que habla inglés, español y portugués, proviene de diversos puntos del East End de Long Island, es multiétnico, multicultural y multiracial y que tiene algo en importante en común: el amor y dedicación por su comunidad.
El grupo consiste de dos equipos de ocho consejeros de crisis cada uno, todos trabajando a tiempo completo, que cubren diferentes puntos del East End— incluidos North Fork, South Fork y Shelter Island—, más dos trabajadores sociales que actúan de líderes de equipo y un coordinador general del proyecto. Cada vez que alguien llama a la línea de Project Hope, —todas las llamadas son anónimas y confidenciales—esa llamada es asignada a un consejero específico dependiendo del idioma, la ubicación, y otros criterios.
“Al asignar a una persona que llama a un consejero específico, a ese ”navegador de crisis“, lo que estamos haciendo es conectarlo con una persona que tiene relación con esa comunidad en particular, ya que conoce las escuelas, las organizaciones y recursos, las personas que hay allí, y al final, esa conexión es mucho más efectiva y el alcance es más profundo,” dijo Pérez.
Pérez dijo que este enfoque hiper-local hace que los consejeros y el coordinador del proyecto muestren una entrega y sensibilidad especial ya que saben que están ayudando a miembros de sus propias comunidades. Sin duda, esa pasión y servicio son palpables en el coordinador general de Project Hope, Andres Espinosa, residente de Montauk y nacido en Colombia, quien describe lo que significa esta iniciativa para el East End.
“Este proyecto es muy importante, ya que la gente no sabe la cantidad de recursos que hay en la comunidad,” dijo Espinosa. “Project Hope es el enlace, el puente, nuestro principal objetivo es ayudar a la comunidad y proveerles la información que necesitan.”
Espinosa, quien coordina toda la logística del proyecto, incluyendo la asignación de consejeros, tiene 14 años de experiencia en administración, desarrollo de negocios, ventas, mercadeo, hospitalidad y servicio al cliente, además de haber trabajado y vivido en diferentes países. Su experiencia profesional dijo, le ha dado las herramientas necesarias para poder coordinar un proyecto que lidia con varios frentes al mismo tiempo, ya que, aunque Project Hope está enfocado en ser un apoyo emocional y de salud mental, Espinosa dijo que en realidad es mucho más que eso. A través de ese primer contacto inicial con una persona que llama, OLA está dándose cuenta realmente de la amplitud de los problemas causados por el Covid-19, dijo Espinosa.
“El otro día llamó una madre sin trabajo, y al empezar a hablar con ella nos dimos cuenta que no tenía nada que comer en su casa ni para ella ni para sus hijos, y que no podía pagar su renta. Fue una llamada dura, pero inmediatamente nos dimos cuenta que era una llamada donde habían varias necesidades: falta de alimentos, miedo a ser desalojada, desempleo, angustia por lo que estaba viviendo,“ dijo Espinosa. “La conectamos con varios recursos locales, el primero tener acceso a comida mediante un servicio de entrega de alimentos puerta a puerta, además de proveerle información sobre el tema de desalojos, hablar con ella, hacerle sentir que no está sola…Este es un ejemplo de muchos, pero sabemos que hay mucho más.”
“Alguien puede llamar para desahogarse, pero cuando menos te das cuenta puedes estar salvando una vida,” explicó Espinosa.
El proyecto por el momento funcionará hasta el 15 de junio, pero Pérez dijo que espera que la ayuda puede extenderse más allá de esa fecha aunque sea de otras formas, ya que algo que Project Hope está dejando claro es que las crisis causadas por la pandemia no tienen fecha de expiración.
“A través de Project Hope nos estamos dando cuenta cuales son las necesidades reales del East End, en cada rincón de cada comunidad, las tendencias positivas o negativas que existen, las problemáticas que más están afectando a las personas. Desde luego hay mucho más que necesitamos aprender y hacer, en OLA estamos comprometidos a ayudar a todas las personas de todas las comunidades por igual,” dijo Pérez.
La comunidad puede acceder a los consejeros y recursos llamando a la línea de ayuda para el East End al (631) 500-0837. Para más información visite la página web de OLA: www.olaofeasternlongisland.org
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