¿Y ahora qué? ¿Será que por fin después de estas elecciones volveremos un poco a la normalidad? Esas son algunas de las preguntas que muchos tienen en la cabeza tras una semana histórica, donde un número record de votantes ejerció su derecho al sufragio, y eligió, no solo a un nuevo presidente y vicepresidente con Joe Biden y Kamala Harris, pero también a senadores, congresistas, gobernadores, asambleístas y jueces.
Tras días de tensión y un silencio absoluto, las celebraciones por la victoria del duo Biden/Harris estallaron de repente el sábado en ciudades de todo Estados Unidos y el mundo, como una olla a presión que por fin suelta vapor, en un decidido y exultante chorro. La ciudad de Nueva York vibraba con miles de personas que abarrotaban Times Square, Washington Square y otros puntos neurálgicos de la ciudad, unas imágenes increíble tras meses de una pandemia que ha limitado las interacciones sociales. Fiestas improvisadas de una diversa multitud, dónde la champaña fluía libremente entre música, sonrisas, lágrimas y carteles de “Estás despedido!,” haciendo referencia al reality show que hizo famoso a Donald Trump, se repetían por todas partes, y de repente parecía, que más que perder unas elecciones, se había ganado una guerra.
Sin embargo, la esperada victoria del partido demócrata no se extendió de igual manera a todas partes, y hay que recordar, que más de 70 millones de personas decidieron votar por el presidente. Más que nunca, somos un país dividido, y a pesar de la cercanía con la ciudad de Nueva York, uno de esos lugares que se mantienen definitivamente republicanos, incluso más que antes, es el condado de Suffolk.
Los votantes en esta región dieron su veredicto, y lo que se pensaba iba a ser una ola de victorias azul demócrata, ha sido más bien al contrario, gracias a los muchos republicanos que salieron a votar el día de las elecciones, acortando las aspiraciones del electorado progresista en toda la isla.
La participación este año por parte del electorado del condado de Suffolk fue bastante numerosa, superando las cifras de 2016. Los republicanos votaron más en persona el mismo día de las elecciones, mientras que los demócratas votaron más a través del voto anticipado o por correo. El presidente Donald Trump y el vicepresidente, Mike Pence, obtuvieron el 55% de todos los votos emitidos en el condado.
En el East End, las cosas están mas o menos ya claras también, a pesar de que todavía quedan por hacer escrutinios de votos por correo en algunas de las contiendas, lo que podría ajustar algunos de los márgenes de los candidatos. (ver artículo anterior)
El republicano de Shirley Lee Zeldin, un ardiente defensor de Donald Trump, indiscutiblemente se quedará como representante al congreso por el Distrito 1, lo que representaría su cuarta reelección.
En cuanto al senado estatal, el republicano Anthony Palumbo tiene un amplio margen frente a su rival demócrata, Laura Ahearn, y está casi garantizado que se quedará con el puesto de Kenneth P. LaValle, el anterior senador, también republicano, que ocupó esta posición durante 33 años. Palumbo ha declinado cantar victoria todavía por eso, diciéndole al periódico digital RiverheadLOCAL que está muy emocionado por los resultados hasta ahora, “pero que esto no termina aún.”
Al igual que en el caso de Palumbo, otros candidatos republicanos de Suffolk para el Senado estatal también van ganando y llevan la ventaja en cuatro de las cinco contiendas. La senadora Mónica Martinez, de origen salvadoreño, y el senador James Gaughran, ambos demócratas, corren el riesgo de perder las elecciones.
Lo mismo se repite en la lucha por los escaños para la Asamblea de Suffolk, donde los republicanos van a la cabeza de 8 de las 12 contiendas que se están disputando.
Candidatos Latinos en Suffolk
Tras las muchas contiendas disputadas el martes, una de las que han resultado más amargas, es la de la senadora Mónica Martinez.
Martinez fue elegida en 2018 para el 3er Distrito de Nueva York, formado por Mastic, Shirley, Sayville, Patchogue, Medford, Ronkonkoma y partes de Hauppauge y Brentwood. Fue la primera mujer en representar este distrito de Nueva York y la primera latina.
Su victoria en 2018 causó alegría entre los residentes latinos dentro y fuera de su distrito, quienes la veían como una persona que realmente representaba la cambiante demográfica del condado de Suffolk y alguien que “iba estar de su lado.”
Sin embargo, tras su voto en contra de la denominada ley ‘Luz Verde’ que autorizó el acceso de licencias de conducir a inmigrantes indocumentados en el estado de Nueva York en 2019, muchos de los grupos y activistas comunitarios que la apoyaron para que alcanzara la victoria dijeron sentirse traicionados, y la apoyaron poco o nada para las elecciones de este año. A su misma vez, su voto a favor de la reforma de la Ley de Fianzas en abril de 2019—que limita la cantidad de delitos por los cuales los jueces pueden fijar una fianza, mientras no se consideren delitos violentos—hizo que el electorado conservador de su distrito se volcara en su rival, negándole la posibilidad de quedar reelegida.
“El problema de Martinez fue que no tenía una pasión clara por algo que impactara de forma regular a su comunidad. Es una legisladora que hace lo que debe hacer en cuanto a estar segura de que las cosas están siendo bien hechas, pero en cuanto a qué cosas apoyaba, no tenía unos propósitos claros por los que luchar, y eso, junto a esas dos leyes, realmente definieron su récord,” dijo Elmer Flores, organizador regional de Long Island de NY02 Indivisible, una organización demócrata que se dedica a movilizar, informar y motivar a la gente para que se involucre de forma cívica en el proceso político.
Flores dijo que esta falta de compromiso con la base que la escogió, es una problemática en general de muchos políticos demócratas de Long Island, lo que se ha visto reflejado en estas elecciones en general con todos los candidatos de ese partido.
Por otro lado, Phil Ramos, legislador demócrata de Brentwood de origen Puertorriqueño, ha ganado rotundamente su décimo mandato a la Asamblea del estado de Nueva York, algo que ha sido posible también ya que su rival, el republicano Ryan S. Skelly, decidió no hacer campaña en esta vuelta. Lo que si es cierto, es que Ramos no escatima esfuerzos ni palabras a la hora de apoyar y abogar por los Latinos y la comunidad inmigrante, de la cual se compone principalmente su distrito.
Ramos, quien es ex-policía, apoyó la ley “Luz Verde,” y también impulsó el Dream Act para dar a los estudiantes universitarios que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños acceso a becas. Actualmente quiere abordar la problemática relacionada con las pandillas, o gangas, con un tribunal especial, entre otros.
El Mito del Voto Latino
Algo que ha sorprendido durante estas elecciones es la cantidad de Latinos que han votado—se han batido récords en relación a elecciones anteriores—, sin embargo, algo que ha quedado muy claro también, es que el “voto latino,” en realidad, es un mito. Los Mexico-Americanos, Cubano-Americanos o Puertorriqueños no votan todos igual. Todo depende de cuando llegaron a Estados Unidos, en qué estado viven, que nivel socioeconómico tienen, si son jóvenes o mayores, entre otros muchos otros factores que hacen que, por ejemplo, en el sur de la Florida los Latinos le hayan votado tres veces más a Trump este año que en 2016, otorgándole la victoria en ese estado—lo mismo que en Texas—mientras que en Arizona, una región históricamente republicana, hayan ayudado a “voltear” el estado, como una tortilla, de rojo a azul demócrata.
¿Qué significa esto? Sencillamente, que tanto demócratas como republicanos tienen un trabajo grande por hacer en cuanto a las comunidades de color. A pesar de que el 70 por ciento de Latinos registrados para votar, de unos 15 millones proyectados según la Universidad de California, lo hicieron por Joe Biden, todavía, como dice el dicho, ha quedado mucha tinta en el tintero.
“Desde luego no podemos continuar con la filosofía de usar el mismo molde para todos, dijo Flores.
En pocos sitios—desde luego no en el East End, o en el condado de Suffolk—candidatos políticos de ambos partidos se han acercado a la comunidad Latina buscando su voto. Los políticos demócratas dan por hecho que los Latinos les votaran porque si, y los Republicanos ni se molestan porque los ven a todos como inmigrantes que no saben si pueden ni siquiera votar.
“Todo apunta en la dirección, especialmente en el East End de Long Island, de que no hay suficiente trabajo de base realizado en esa área a nivel político, los candidatos no son claros o no entienden las cosas que realmente les importa a la comunidad, no hay temas definidos en sus mensajes, y si tienen uno, ese mensaje no llega a la gente,” dijo Flores.
“Al mismo tiempo la comunidad también debe activarse, y tienen que apasionarse por ls temas que les afectan. La perdida de votantes demócratas en Long Island no se debe a un solo grupo o un solo tema, es el resultado de años de inactivación y de no tener estrategrias innovadoras que ayuden a la gente a luchar y mobilizarse,”
La realidad es que la población Latina es extremadamente diversa, no es un monolito. Hay latinos que pueden tener familia indocumentada, y en teoría les beneficiaría un candidato más progresista, pero que son tan fervientemente religiosos, que el tema del aborto o el matrimonio gay, les impide votar a alguien como Joe Biden que ha manifestado su apoyo. Por otro lado, hay ciudadanos Latinos que se alinean con la ideología demócrata, pero que por falta de información, o por no conocer a los candidatos que se presentan, no votan en las elecciones.
En cualquiera de los casos, son oportunidades perdidas para que la voz de estos votantes se escuche y queda claro, todavía hay mucho por hacer.