Cientos de personas asistieron este fin de semana a los servicios funerarios de las cinco víctimas que fallecieron en un terrible y feroz incendio en una casa en la Second Street de Riverhead hace un mes.
Zonia Dinora Rivera Mendoza, 41, su hijo Carlos Cifredo Peñate Rivera, 24, su hija Andrea Isamar Gonzalez Rivera, 16, y sus sobrinos Duglas Edgardo Rivera Aguirre, 24, y Carlos Alberto Ramos Aguirre, 22, murieron la noche del 16 de noviembre mientras intentaban escapar del incendio que envolvió en llamas la histórica casa de más de cien años donde la familia alquilaba un apartamento en el tercer piso.
El velorio de cuerpo presente se llevó a cabo en la funeraria Tuthill-Mangano el viernes por la noche, donde unas 180 personas acudieron a honrar a los difuntos durante las 4 horas que duraron las visitas, llenando la sala al máximo de su capacidad, haciendo que muchas personas estuvieran de pie, e incluso en los pasillos de la funeraria. .
Durante la solemne ocasión, decenas de personas lloraban, rezaban y algunos incluso abrazaban los ataúdes cerrados, que estaban adornados con flores y fotografías enmarcadas de cada persona. La hermana Zonia, Laura Rivera, y otros miembros de la familia, estaban sentados al frente de la sala, y vestían camisetas a juego con las fotografías y los nombres de las víctimas.
Los Rivera fueron miembros muy queridos de la comunidad, habiendo participado localmente en varios eventos y hecho muchos amigos en Riverhead, dijo Ana Archaga, una amiga cercana de Zonia que asistió al velorio con su hija Megan.
“Era la mejor de las amigas, una buena mujer, honesta, trabajadora, leal, cariñosa”, dijo Archaga sobre Zonia, con la voz quebrada. “Es muy injusto que ya no estén aquí, Dios es el único que sabe por qué sucedió esto, pero para mí fue muy importante despedirme hoy, estar aquí, darles el último adiós hasta que nos volvamos a encontrar”.
La hermana Margaret Smyth del Apostolado Hispano del North Fork dijo que la espera de más un mes que la familia tuvo que soportar antes de que los cuerpos fueran identificados había sido especialmente difícil para ellos, un proceso que retrasó los servicios funerarios.
“Han sufrido tanto esperando este momento, han esperado y esperado para decir su último adiós, y cuando llega ese momento, es como una explosión de dolor, porque tienen que enfrentar la realidad de lo que sucedió”, dijo Smyth. “Mi esperanza es que encuentren el consuelo de Dios durante este tiempo para comenzar el proceso de recuperación después de esta tragedia, y que los recuerdos y experiencias con sus seres queridos los guíen para reconstruir sus vidas”.
El Coronel Luis Gerardo Caraballo de la Alianza Internacional de Capellanes y Fuerzas del Orden Público, ministro evangélico de una iglesia local, oró en el velorio.
Después del velorio una vigilia nocturna se llevó a cabo en una residencia cercana en Riverhead, una tradición de muchos países de América Latina.
“No podemos irnos a dormir cómodamente, estaremos ‘acompañándolos’ toda la noche”, dijo Laura Rivera.
“El último adiós”
El sábado por la mañana, unas 200 personas asistieron a una misa fúnebre en nombre de la familia Rivera en la iglesia católica St. John the Evangelist en Riverhead.
El servicio fue presidido por el Obispo Luis Miguel Romero, Vicario del Ministerio Hispano de la Diócesis de Rockville Center. El padre Larry Dunklee, pastor de St. John’s, y el padre John Sevini también hablaron durante la misa.
Durante el servicio de una hora, el obispo Romero recordó las vidas de los cinco miembros de la familia Rivera que perecieron y cuyos ataúdes estaban al frente de la iglesia. También oró por sus almas y leyó diferentes versículos de la Biblia para ofrecer consuelo a los familiares sobrevivientes.
Una vez finalizado el servicio, familiares de la víctimas, acongojados y conmocionados, sollozaban desconsoladamente mientras los cinco ataúdes blancos eran sacados de la iglesia y llevados hacia los coches fúnebres bajo una incesante lluvia que duró toda la mañana.
Al partir de la iglesia, los coches funerarios se detuvieron frente al número 46 de la East Second Street, dejando las flores del velorio en el altar improvisado que se erigió fuera del esqueleto carbonizado de la casa donde vivía la familia, un gesto conmovedor que simbolizó la última vez que los cinco miembros de la familia Rivera estarían en Riverhead y en territorio Estadounidense.
Sus cuerpos fueron transportados a su natal Guatemala el domingo, donde se iba a celebrar otro velorio el lunes para la familia y amigos de allí. Zonia, Carlos Cifredo, Andrea Isamar, Duglas Edgardo y Carlos Alberto serán sepultados el martes, según familiares. [ngg src=”galleries” ids=”66″ display=”basic_thumbnail” thumbnail_crop=”0″]