Sara es uno de los amores de mi vida. El día que la conocí íbamos llegando a la facultad de derecho de la universidad de Barcelona y estuvimos a punto de chocarnos cuando intentábamos aparcar. De ese incidente nació una amistad de las de siempre, que se mantiene con el tiempo y que espero me acompañe el resto de mi vida. Hoy en día ella es una abogada de éxito y una de las mejores personas que conozco.
Hace unos años coincidimos un agosto en un viaje que hicimos cada uno por su lado a Guatemala. Nosotros estábamos alojados en Antigua, a 50 km de la capital, donde estaban Sara y Patrick.
Quedamos con amigos en un restaurante de Ciudad de Guatemala. Nosotros empezábamos un recorrido concertado por varias ciudades del país, empezando por la visita de Antigua, ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1979. Estábamos alojados en el Hotel Convento, un edificio declarado también patrimonio de la humanidad por la Unesco, como muchos de la ciudad. Por las noches, los patios y los pasillos del hotel estaban iluminados por cientos de velas, dándole a la estancia un aroma romántico y acogedor. Antigua fundada en 1527, es una bella y mágica ciudad colonial que guarda casi 500 años de historia, con un clima privilegiado y una ubicación particular en medio de volcanes de Agua, Fuego y Acatenango.
En esta ciudad el tiempo se detuvo y quedó atrapado en las gruesas paredes de sus templos, sus monasterios y sus casas coloniales. La visita de Antigua se hace a pie, por sus calles decadentes y empedradas, en medio de la gente que la habita. Uno se siente trasladado a otros tiempos de la historia mientras camina por las aceras de sus edificaciones restauradas del Siglo XVI, sus casas coloniales de colores, por sus tiendas y mercados. Es una de las ciudades coloniales más bellas de América Central. La belleza de esta ciudad radica en cada uno de sus detalles. Cuando uno la visita se queda maravillado con todo lo que le ofrece su legado de atractivos históricos, antiguos templos y monasterios.
Antigua no debería existir. Al poco tiempo de su fundación, fue sepultada por una lengua de lodo devastadora. A pesar de haber sufrido varios terremotos, ha permanecido en pie. Los supervivientes de aquel primer desastre se trasladaron cinco kilómetros más lejos. En su nuevo enclave siguieron los terremotos, teniendo que alejarse cada vez más hasta ubicarse en la actual Ciudad de Guatemala, la capital del país. Atrás quedó colgada en el tiempo la Ciudad de Santiago de los Caballeros, que pasó a ser “la arruinada Guatemala”, la “antigua ciudad”, hasta consolidar su nombre como Antigua. Para entonces ya se había vuelto a habitar y es hoy en día uno de los principales reclamos turísticos de la bella Guatemala.
Paseando por las calles nos encontramos con una casa colonial preciosa que era un restaurante. Nos llamó la atención que en la puerta había un dibujito que indicaba que estaba prohibido entrar con armas. Por ser turistas, muy amablemente nos dejaron entrar a ver la casa. Tenía un patio interior con corredores llenos de plantas colgando del techo. En la segunda planta había una terraza con vistas a los volcanes. Nos gustó tanto, que decidimos comer allí. Nos miramos la carta con mimo y después de consultarlo con la chica que nos atendía, entre otras cosas, pedimos que nos sirvieran un kaq’ik. Un plato maya prehispánico que nos pareció delicioso. Es una de las comidas típicas más representativas del país, tanto, que ha sido declarado Patrimonio cultural intangible de Guatemala. Es una de las aportaciones gastronómicas de América al mundo.
El origen del “caldo colorado de pavo o chunto”, como también se le conoce a este plato, está en el núcleo tradicional de las familias mayas de la región del Alta Verapaz. Antiguamente era un plato que se cocinaba sólo para ocasiones especiales de celebración. Hoy en día es muy apreciado en toda Guatemala, traspasando sus fronteras. Su nombre significa rojo y chile. Los ingredientes principales son el pavo, el achiote, que le da al caldo su característico color rojo intenso, y el chile cobanero, que le da el picante y un toque de distinción. Si te gusta el picante, aprovecha, si no te gusta mucho, mejor poner un poquito e ir añadiendo si el cuerpo te lo pide. El sabor de la hierbabuena y el cilantro le dan un sabor y un frescor inigualable. La sopa se acompaña con arroz y con tamales de maíz blanco o “pochitos”, como se les conoce popularmente. También se puede comer con tortillas de maíz frescas.
Es muy rico. Vale la pena dedicarle un rato de cocina. Por Sara y por Guatemala.
INGREDIENTES:
CALDO:
- 2 libras de carne de muslo de pavo en trozos (se puede también poner con hueso)
- 2 cebollas largas
- 3 ajos
- 1 pastilla de caldo de pollo
- Un manojo de cilantro
- 7-8 hojas de hierbabuena (o menta)
- Agua
SALSA:
- 6 tomates frescos y maduros
- 3 chiles anchos o poblanos
- 1 cebolla tierna
- 3 ajos
- 1 cucharada y media (20 gr) de pasta de achiote
- Sal
- 1 cucharada y media (20 gr) de hojas de cilantro
- 1 cucharada y media (20 gr) de hojas de hierbabuena
PARA ACOMPAÑAR: Chile cobanero en polvo, tortillas de maíz, arroz blanco.
PREPARACIÓN:
Poner el agua en una olla y poner a hervir con 2 cebollas largas, 3 ajos, el pavo, el cilantro, la hierbabuena. Añadir sal y la pastilla de caldo de pollo. Dejar cocer hasta que hierba, bajar el fuego a medio y dejar cocer por media hora (si se pone la pieza entera de pavo, cocer por 1 hora).
Mientras se hace el caldo, poner a asar los tomates, la cebolla, los ajos, 2 tortillas de maíz y los chiles secos mojados previamente, cuidando de que no se queme nada para no añadir amargo al caldo. Quitar los rabitos y las semillas de los chiles y licuar todo lo que hemos asado, junto con el achiote. Reservar.
Cuando esté el caldo, quitarle la cebolla, el cilantro, la hierbabuena y los ajos y añadir la salsa que hemos licuado. Rectificar de sal y dejar cocinar por 20 minutos más.
Añadir el cilantro y las hojas de hierbabuena fresca y dejar cocer 5 minutos más. Servir con el chile cobanero en polvo, o picado en trocitos, o en láminas, para que cada uno se sirva el picante a su gusto. Se puede poner cilantro y hierbabuena frescos picados.
Acompañar con arroz blanco y tortillas o tamales de maíz.
A disfrutar! Guatemala nos regala esta sopa maravillosa.