Parece el título de un cuento para niños, pero la verdad es que es un caso de la vida real, que sucedió hace unos días en inmediaciones de East Hampton, cuando Dell Cullum, fundador de la Fuerza de Rescate de Vida Silvestre de esta localidad, rescató a un indefenso bebé búho que se había caído de un árbol muy alto. El rescatista, experto en los protocolos que deben seguirse cuando este tipo de cosas suceden, trató de buscar de inmediato el orificio de donde el pequeño se había caído, es decir la “casa del bebé búho”.
“Busqué la cavidad del nido esa mañana, para encontrar alrededor de 25 posibilidades en 3 árboles diferentes”, dijo Cullum.
Todo un acertijo, como si en verdad se tratara de un cuento infantil.
Dejar al bebé búho en una caja, para que mamá búho lo rescatara después, no era una opción viable en ese momento, porque este experto sabía que en el área había un mapache y un gato trepador de árboles, que podrían atacar al recién nacido. Así que el rescatista se llevó al bebé búho para su casa, con el propósito de mantenerlo a salvo, mientras emprendía la búsqueda de la “señora búho”.
“Les pido a los vecinos que mantengan sus oídos y ojos abiertos para detectar cualquier señal de la madre y los hermanos. Mientras tanto, el pequeño está muy bien. Lo hemos hecho muchas veces y siempre es una experiencia gratificante. Si no localizamos a la familia, lo soltaremos en el lugar de recuperación, cuando esté listo para ser reintroducido en la naturaleza”, decía Cullum, el jueves pasado a través de su cuenta de Facebook.
Desde entonces encontrar el hogar del pequeño búho se convirtió en un verdadero desafío.
“Busqué a mamá cada mañana y cada noche, mientras que al mismo tiempo cuidaba al mochuelo, (lo alimentaba cada 2 horas)”, relata Cullum.
Después de varios días de búsqueda, el lunes finalmente la señora búho fue localizada por el rescatista de vida silvestre.
“Me sorprendió ver a mamá chillar de pie en la apertura de las cavidades” dice.
Pero como buen cuento, esta historia tenía unos cuantos obstáculos más que sortear, antes de llegar al final feliz.
“La cavidad estaba en una rama grande, pesada y muy muerta. No es el tipo de rama en la que nos gustaría apoyar una escalera o poner peso”, dice el rescatista.
Entonces qué hacer para poder subir al bebé búho hasta su casa? Era la pregunta que rondaba la cabeza de este especialista en salvar animales.
“Metí el mochuelo en una caja más pequeña y lo levanté hasta la entrada del agujero con una cuerda. Desafortunadamente, mientras mamá estaba emocionada de ver a su hijo pequeño, una de las solapas de la caja impidió que el pequeño pasara de la caja al árbol”.
El esperado reencuentro entre mamá e hijo, seguía pendiente, mientras, como en los cuentos de niños, en esta historia de la vida real, los protagonistas trataban de resolver las trampas del destino.
Otro rescatista se unió a la misión y entre los dos instalaron una escalera muy alta sobre la débil y quebradiza rama. Lentamente Cullum se acercó a la cima, mientras su compañero le ayudaba a sujetar la escalera.
“Volví a colocar al pichón en la cavidad del árbol y escuché a uno o dos hermanos dando la bienvenida al pequeño de regreso a casa. Mamá eventualmente se mostraría y parecía muy feliz de tener a su bebé de vuelta”, relató Cullum.
Finalmente, después de una semana de pruebas, la familia búho logró estar reunida de nuevo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!