Este pasado miércoles 20 de enero dio comienzo una nueva era en la política de Estados Unidos con la inauguración de la administración de Joe Biden y Kamala Harris, poniéndole punto final a la presidencia de Donald Trump, uno de los periodos más controversiales y complicados de la historia moderna de este país.
Sin duda alguna, las políticas, retórica y acciones tomadas por Trump, y los que lo apoyan, han afectado a las minorías y comunidades inmigrantes de forma desproporcionada a lo largo y ancho de la nación. El East End de Long Island no ha sido la excepción.
Es una tarea difícil cuantificar las consecuencias de las decisiones de Trump, que generalmente por orden ejecutiva, han cambiado las vidas de miles de personas en un momento u otro a lo largo de estos cuatro años de gobierno. Para las comunidades inmigrantes, las acciones tomadas por la saliente administración han sido especialmente notables. Desde el desastroso manejo de la pandemia—el virus ha matado y enfermado a más personas de color que a otros grupos—, la política de separación de las familias y detenciones en centros de la frontera con Mexico, el aumento indiscriminado de arrestos por parte de ICE, el cambio a la regla de carga pública para aquellos que estén en procesos inmigratorios, pasando por la cancelación del programa de Estatus de Protección Temporal para países afectados por desastres naturales y la anulación de DACA que protege a jóvenes inmigrantes, además del intento de no hacer contar a la población indocumentada en el Censo 2020, estos ejemplos son solo algunas de las más de 400 acciones tomadas por Trump en un intento por desmantelar o redefinir políticas inmigratorias, según un reporte del Instituto de Políticas Migratorias en Washington. Todo esto sin contar las más de 30,000 mentiras o declaraciones engañosas o erróneas emitidas por Trump en estos 4 años.
Y aunque con el nuevo gobierno hayan llegado nuevos aires de esperanza, no solo en temas inmigratorios, pero también en temas de derechos civiles, medioambientales, económicos y sobre todo, de salud, incluso con las promesas de la administración Biden-Harris, será díficil echar marcha atrás en muchas de las acciones ya tomadas.
“Si bien es posible rescindir muchos de estos cambios, otros no pueden simplemente deshacerse,” dice el reporte del MPI. “Una reversión inmediata de las políticas de asilo de la administración Trump en la frontera sur podría invitar a otra oleada de solicitantes de asilo, algo que los recursos del país y la confianza pública no están preparados para manejar. Y simplemente rescindir cada uno de los cientos de cambios catalogados en este informe requeriría una inversión financiera, de personal y burocrática masiva.”
Es por eso, que aunque la Casa Blanca tenga nuevo ocupante y el congreso esté en manos de demócratas, que en teoría son más liberales, esto no quiere decir que la batalla esté ganada.
Al contrario.
Si algo nos ha servido a todos para aprender durante los años de la era Trump, es que no se puede bajar la guardia. Las fuerzas que buscan oprimir, discriminar, ofuscar, explotar y amedrentar estarán desafortunadamente siempre presentes, y es nuestro deber y responsabilidad, como guardianes de la democracia, prosperidad, igualdad y justicia, que esas fuerzas negativas no se alzen, como lo hicieron estos últimos años, donde fuimos todos testigos del racismo descontrolado, la oposición a la verdad y la crispación política, lo que culminó en la violenta toma del Capitolio el 6 de enero cuando una turba desaforada intentó parar la ratificación de la victoria de Biden y tomarse por la fuerza el gobierno.
Como bien decimos los Latinos, La Lucha Sigue.
La lucha por vencer el coronavirus, la cual no se puede ganar sin que nosotros pongamos de nuestra parte. La lucha por políticas que nos dejen vivir más tranquilos, más justamente, algo que no se puede lograr sin que nos involucremos, en primer lugar, en nuestras comunidades respectivas y sepamos que está pasando y qué es necesario cambiar o mejorar. La lucha por que nuestros hijos tengan una buena educación, donde sus mentes puedan volar e imaginar mundos mejores, lo cual implica acceso a una enseñanza de calidad, sobre todo en tiempos de pandemia cuando la desigualdad, por ejemplo, en cuanto a los alumnos que tienen computadores, wifi o un adulto que los guíe y los que no, ha sido marcada. La lucha por combatir la desinformación, los “cuentos”, las publicaciones en redes sociales que imitan la verdad, pero que no lo son, cuyo antídoto radica en estar bien informados, en entender qué es una fuente de buena reputación y que no, en querer estar al tanto de los acontecimientos que afectan la comunidad. La lucha para que las ayudas y planes del gobierno, incluyan también a la comunidad indocumentada, que reside y vive aquí como todos.
La lista es larga, pero es por eso que sigue siendo urgente y de vital importancia seguir luchando, todos juntos, sobre todo a nivel local.
No hacen falta grandes gestos, solo tener la mente y el corazón abiertos. Ya sea a través de estar informado, o participando con alguna organización local (que hay muchas y muy activas en el condado de Suffolk), ayudando a nuestros vecinos, estando al tanto de las necesidades de las personas que nos rodean, manteniéndonos conectados unos con otros …Cada granito de arena hace la diferencia. Cada gota que aportemos, va llenando el vaso colectivo…entre todos, la lucha sigue.