Aunque ya estemos a principios de enero y la temporada de festivos ya ha llegado a su fin, todavía tenemos en la boca y en la mente, el sabor y color de la temporada navideña. La Navidad es ese momento del año en que en nuestras casas o en cualquier lugar que elegimos nos reunimos con la familia y los amigos y disfrutamos de estas fiestas tan especiales alrededor de una mesa junto con la música, la comida y los regalos.
Todas las personas tenemos un baúl lleno de vivencias y anécdotas de las Navidades que vivimos en nuestra niñez, y nuestra juventud. La Navidad huele y sabe a bonitos recuerdos, a familia, a tradiciones ancestrales. Los recuerdos y la tradición se mezclan con la ilusión en lo que hacemos por estos días tan señalados.
En mi caso, recuerdo el movimiento que había en la casa de mi infancia todos los diciembres. Nosotros vivíamos en una casa colonial muy grande de dos plantas en el centro de Cali. La empresa de mi papá estaba en la parte de debajo de la casa que daba a la calle y nosotros vivíamos en el segundo piso. En la segunda planta estaban las habitaciones y la sala, además de la cocina, que era en realidad el centro de la casa. Allí había siempre comida, pasteles, frutas, ollas en el fuego. Mi madre siempre tenía preparado algo rico para que cualquier visitante pudiese comer.
Mis recuerdos de las Navidades huelen y saben a tamales, arroz con pollo, sobrebarriga, lechona, natilla, buñuelos, torta de pastores, torta negra, brevas, manjarblanco, desamargado, queso cuajada, cherrynol y a mucha, mucha música que va asociada a las fiestas de Navidad. Hoy en día, cuando oigo cualquiera de esas canciones o villancicos que eran tan populares y que se oían en la calle desde los primeros días de diciembre, en los buses, en las cafeterías, en las casas, por toda la ciudad, mi mente vuela a aquellos días con una facilidad pasmosa. Veo a mi papá y a mis tíos con la guitarra cantando y a mamá haciendo la comida de Navidad, a mis hermanos nerviosos buscando debajo de las camas los regalos del niño Dios, veo a mis abuelitos haciendo lechonas para las fiestas de las casas de Cali, veo las luces de la rueda que ponían cerca del gimnasio del pueblo cada diciembre y me envuelve una alegría envuelta de nostalgia, como la de aquellos días.
Han pasado los años y hemos tenido que ser nosotros, los niños de entonces, los que ayudemos a construir los recuerdos de nuestras nuevas generaciones. Cada año nos reunimos y celebramos con mucha ilusión estas fiestas. Hay cosas que se han convertido en tradicionales y otras que se convertirán, los tiempos cambian indudablemente.
La comida de Navidad sigue siendo la más importante del año para nosotros, porque es la oportunidad más especial para ponernos guapos y reunirnos con la familia para celebrar. Mis abuelitos y mis papás ya no están, pero seguimos reuniéndonos alrededor de una mesa y compartiendo la ilusión de estar juntos. Cantamos, comemos y nos reímos mientras vemos crecer cada año, con mucha ilusión, a los niños que van llegando. Ya somos los tíos, los abuelos de todos ellos. Uno entiende que estas fiestas tienen sentido por los niños y la felicidad que transmiten. Emma Bombeck decía: “No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de navidad y no ser un niño”. Yo sigo siendo un niño el día de navidad.
Hoy les traigo una receta de esas que se hacen en Navidad en Colombia y que uno desea disfrutar con la familia. Las recetas cambian. Las tradiciones cambian, pero unos buñuelos con natilla siempre serán de esas cosas de toda la vida. No hay casa en Cali que no tenga en la mesa de su casa buñuelos, natillas, brevas y desamargado para la familia y las visitas navideñas, que siempre hay y son muchas. Lo bueno, es que esta receta puede disfrutarse en cualquier momento! Los buñuelos son una masa frita de queso y harina que gustan a todos por su textura esponjosa en el interior y crujiente en el exterior. La natilla colombiana es una especie de flan de maíz, coco y panela de contextura más sólida que la del flan tradicional.
Espero que todos hayan podido disfrutar tanto como yo de estas fiestas, por los que ya no están, por los que no estarán dentro de poco, por los que van a estar muchos años, por todos ellos. Ojalá hayan disfrutado todo lo que puedan, cantando villancicos, comiendo cosas ricas, expresando cuanto se quieren con gestos, con besos, con abrazos.
La familia y los amigos son lo más importante que tenemos, es el meollo de la sociedad. Familias felices, hacen países felices!
BUÑUELOS CALEÑOS
- INGREDIENTES:
- 2.5 tazas (300 gr) de queso costeño (se puede usar feta o queso latino del que se encuentra en el supermercado)
- 2.5 tazas (300 gr) de mezcla para buñuelos (la venden en la tienda)
- 2 huevos
- 1/3 de taza de leche
- 6 tazas (1 ½ Litros) de aceite
PREPARACIÓN:
Rallar el queso por el lado más fino del rallador. En un recipiente juntar la mezcla para buñuelos con el queso. Con las manos revolver hasta que quede una masa homogénea. Agregar los huevos y amasar hasta que queden totalmente integrados. Añadir la leche poco a poco, amasando cada vez. Se pone la leche que necesite, dependiendo de la humedad de la masa.
En una olla grande poner el aceite y dejar que se caliente. Debe ser una olla grande, porque los buñuelos deben flotar y tener espacio para darse la vuelta.
La temperatura es lo más importante a la hora de hacer los buñuelos, pues de ella dependerá que nos queden muy ricos y esponjosos, o se quemen y se queden crudos por dentro. La temperatura ideal es media baja. Antes de freír los buñuelos, hacer una bolita de masa para probar el aceite. La bolita debe flotar a los pocos segundos (10-11 segundos), entonces sabremos que la temperatura es la correcta.
Freír los buñuelos poco a poco, introducir un buñuelo después de otro cada 10-15 segundos para que la temperatura del aceite sea constante.
Sacarlos de la olla y dejarlos reposar un poco en papel de cocina.
A disfrutar.
NATILLAS VALLUNAS
INGREDIENTES:
- 6.5 libras (3 Kg) de maíz amarillo
- 1.5 galones (6 litros) de agua (aproximadamente)
- 3 libras de panela
- Clavos y canela al gusto
- 1 trago doble de aguardiente
- Coco rallado (al gusto)
- Uvas pasas (opcional)
- 3 cucharadas de mantequilla
- Un poco de sal
PREPARACIÓN:
Se cocina el maíz sin dejarlo demasiado blandito, se deja reposar y luego se muele en la moledora. Cuando se acabe de moler la primera tanda, se echa en el agua y se cuela y así sucesivamente hasta que no quede nada de grano, sino solamente, un puñado de afrecho, dependiendo de que tan suave quiera la natilla, se le dan unas tres remolidas y coladas en la misma agua.
Se pone en el fuego el maíz, se le echa la panela, la canela, los clavos, la pizca de sal y la mantequilla. Se va revolviendo constantemente hasta que espese. Entonces se agrega el coco (si le gusta con coco), las pasas y el aguardiente.
En caliente se distribuye en moldes y se pone a enfriar en la nevera.
Se sirven con buñuelos, manjarblanco, desamargado y brevas.
Nota del Editor: Cada domingo de este mes les traeré una receta, formas diferentes de entender un plato, fruto de mi experiencia al cocinar cada uno de ellos. La cocina es universal, pero a su vez, cada casa del mundo la interpreta a su manera y de acuerdo con sus circunstancias. Una comida que lleva el mismo nombre y en cambio tiene una personalidad propia reconocible, porque cada receta lleva los matices propios del cocinero y de los ingredientes del lugar donde se prepara.