Una familia del condado de Suffolk está denunciando haber sido víctima de un ataque racista cuando viajaba camino a casa a bordo del Long Island Rail Road, a principios de esta semana.
De acuerdo con el testimonio de Liz Edelkind, una mujer de origen dominicano que vive hace 26 años en los Estados Unidos, ella, su hijo, su esposo y dos amigos de la familia, abordaron la línea Ronkonkoma del LIRR, el lunes en la noche, tras haber disfrutado de un juego de baloncesto en la ciudad de Nueva York, en lo que hasta ese momento parecía una velada perfecta. Las entradas al juego eran parte de los regalos de navidad de su hijo de 10 años, un fanático del deporte que acababa de presenciar su primer partido en vivo. Al subirse al tren, el grupo se percató de que a pesar de haber muchos puestos vacíos en el vagón, no había 5 sillas seguidas disponibles para los 5 integrantes de este paseo familiar, por lo que procedieron a preguntarle a dos jóvenes que estaban en el tren, que si podían moverse para permitir que ellos se sentaran juntos. Los pasajeros accedieron y todo seguía normal.
“Procedí a preguntar a un par de jóvenes caballeros si podían permitirnos sentarnos juntos, y gentilmente se movieron. Pero cuando una pareja que estaba sentada en la parte de atrás escuchó mi acento y vio mi color de piel, procedieron a atacarnos verbalmente con improperios y acusándonos de no pagar impuestos, llamándonos inmigrantes y extranjeros”, dice la señora Edelkind.
Ella segura que en un principio no entendía qué sucedía y tampoco se imaginaba que el problema fuera con ellos, porque no había pasado nada que detonara ese comportamiento. Aparentemente, dice, la pareja se enojó porque la familia de Liz le había pedido a los jóvenes que les permitieran sentarse juntos.
“La ira y lo que ellos seguían repitiendo era ”por qué ustedes inmigrantes piensan que son mejores que nosotros. Por qué ellos tienen que pararse y cederles el asiento aquí. Ustedes ni siquiera pagan taxes, cogen nuestros recursos y encima tenemos que darles nuestro asiento”, entonces ahí fue que yo me di cuenta que la cosa era conmigo y con mi grupo“, narra Liz.
“El macho se llenó de masculinidad tóxica y se volvió tan agresivo que temíamos por nuestras vidas. Escalaron el asalto tirándonos cerveza. Mi esposo, mi pastora y su esposo se interpusieron en el camino para protegernos. Eso no los detuvo”, dice.
Ante la agresión, la mujer llamó a la policía, pero la pareja se bajó en la estación de Jamaica, antes de que llegaran las autoridades.
“Se escaparon en la estación de Jamaica cuando se dieron cuenta de que yo estaba presentando cargos”.
Esta familia asegura que el hecho se habría quedado como muchos de los ataques de este tipo que suceden a diario en diferentes partes, de no haber sido por una persona que grabó parte del incidente y puso anónimamente el video en las redes sociales, dándole visibilidad al caso y permitiendo que trascendiera. El video se hizo viral y la comunidad hizo el resto, dice Liz.
“El video fue compartido en las redes sociales por un pasajero anónimo y desde entonces se ha vuelto viral.
Estoy muy agradecida y animada por la cantidad de amor, apoyo y aliento que he recibido de la comunidad. Con la ayuda de todos, pudimos identificar y ubicar a la pareja”.
El hecho generó tanto rechazo en la comunicad que incluso algunos escribieron a la compañía Empire Toyota of Huntington donde la pareja trabajaba y ante la presión ejercida por el público, la empresa decidió separar a los trabajadores de sus cargos.
“Los dueños y la gerencia de Empire Toyota estaban indignadas por el evento que involucró a dos de sus empleados el pasado lunes por la noche en el tren de Long Island. Los dos empleados fueron suspendidos cuando nos enteramos por primera vez de este incidente y, como acaba de concluir nuestra investigación, han sido despedidos”, dijo la empresa a través de un comunicado. “El corazón y el alma de nuestra fuerza laboral es extremadamente diversa y valoramos a nuestros empleados más allá de toda descripción. Además, el profundo apoyo de nuestra empresa, financiero y en especie, a las diversas comunidades de Long Island es un asunto de dominio público. Podemos decir sin dudarlo que lo que sea que haya ocurrido en ese tren LIRR no refleja de ninguna manera a nuestra empresa, su propiedad, su equipo directivo ni sus empleados”.
La reacción del concesionario de autos, ha sido aplaudida por miembros de la comunidad que se han dejado sentir en redes sociales, con una avalancha de mensajes.
“Gran trabajo. Gracias por hacer lo correcto”, dijo Mariela Acosta Matías.
“Gracias por hacer lo correcto y de una manera conveniente. Tantas veces vemos una historia como esta, seguida por el empleador diciendo ”hemos abierto una investigación“ y eso es todo. Tuvieron los hechos frente a ustedes y actuaron con base en ellos, fin de la historia y deben ser elogiados por eso”.
La familia asegura que quiere llegar hasta las últimas consecuencias con este caso, no solo por el mal rato que tuvieron que pasar el lunes en la noche, sino para sentar un precedente de respeto entre comunidades, en un país construido y conformado por inmigrantes.
“Su comportamiento fue abominable. Estaban intoxicados pero el alcohol no te hace xenófobo y racista. El racismo te hace racista. ¿Cómo se atreven a suponer que no soy una ciudadana estadounidense, cómo se atreven a suponer que no pagamos impuestos sólo porque luzco o sueno diferente?”, dice la señora Edelkind.
“Me gustaría aprovechar esta oportunidad para educarlos sobre el hecho de que, les guste o no, y a menos que sean descendientes de nativos americanos, todos somos inmigrantes. Más importante aún, todos somos hijos de Dios y aquellos que no creen, al menos están de acuerdo en que todos somos humanos viviendo juntos en esta época”.
Tras el incidente en el tren, el hijo de 10 años de esta familia quedó muy impactado. Tanto, que el día del suceso tuvo que ser auxiliado por uno de los policías que atendió el caso, quien se lo llevó a caminar para tratar de calmarlo. Al día siguiente el menor no pudo asistir a la escuela.
Liz relata entre lagrimas, que ha sido una semana muy compleja, de denuncias y entrevistas en las que ha tenido que narrar una y otra vez, un momento muy amargo para todos, pero que quiere seguir adelante con este caso, por su hijo.
“Mi hijo espera ver pronto otro partido de los Knicks sin sentir que su vida corre peligro. Estoy haciendo esto para que sepa que no somos pequeños e indefensos como nos sentimos esa noche, sino que somos fuertes y podemos ser parte del cambio hablando y manteniéndonos unidos. Estoy infinitamente agradecido a todos por su apoyo. Gracias de nuevo por permitir que mi voz sea escuchada”.
Aunque hasta el momento no se han levantado cargos en contra de la pareja, los investigadores le han dicho a esta familia que el caso está avanzando y que ha pasado a manos del fiscal de distrito del condado de Suffolk donde se analiza la situación. La familia está a la espera de una entrevista con miembros de la fiscalía, para determinar los pasos a seguir. Ellos aseguran que aunque el video que se hizo viral muestra solo un pedazo del incidente la policía tiene el video de seguridad del vagón donde se ve el suceso completo y se demuestra que no hubo provocación alguna que generara este tipo de reacción por parte de los pasajeros atacantes.