Las mejores sopas caseras: Sopa de fríjoles hondureña

In Cocina, Portada by Alfredo Figueroa PérezLeave a Comment

Hay platos que son muy populares en algunas regiones del mundo y a pesar de que se conozcan o se coman ocasionalmente en otros lugares, para millones de personas son platos representativos y básicos en la cocina cotidiana de las familias.

Hablo por ejemplo de los fríjoles, o frijoles, o frisol, o frejol, o habichuelas, o habilla, o blanquillos, o bajocas, o ejotes, o mongetes, o calbotes, o pochas, o alubias, o lecas, o secas, o muchachinos con chaleco, o caraotas, o carillas, o granos, o chícharos, o balas o balines, o porotos, o judías, u otros nombres que no conozco. Para toda Latinoamérica los fríjoles son imprescindibles a la hora de hablar de las raíces de nuestra gastronomía más íntima. Desde Chile con sus porotos, pasando por todos los países del continente americano, hasta llegar al norte con su chile con carne, en cualquier lugar, uno encuentra una manera distinta, especial y con fundamento de preparar esta deliciosa legumbre.

Los fríjoles son originarios de América, específicamente de América Central, conociéndose en el mundo alrededor de 150 especies. Se considera que una semilla de fríjol es un paquete completo de nutrientes sanos, ya que naturalmente es bajo en grasas, en colesterol, alto en fibra, en hidratos de carbono de lenta absorción y proteínas. Mezclados con verduras y cereales, se complementan y convierten en proteínas completas, de alta calidad. Además, contienen altos niveles de antioxidantes y fitoquímicos que ayudan a prevenir enfermedades tan graves como el cáncer. Son bajos en índice glicémico, disminuyendo los picos de glucosa en la sangre después de comer.

En Colombia hay regiones que han visto crecer sus generaciones comiendo fríjoles todos los días en las tres comidas que se hacían y actualmente hay personas que “no perdonan” sus frijolitos diarios. Un estudio demostró que media taza de fríjoles cocidos al día, significa una disminución de 20 puntos de colesterol en la sangre.

Hay platos con fríjoles para todos los gustos. En España son famosas las alubias pintas de Tolosa y las secas que se sirven con el cordero asado, en Italia los fagioli son un acompañante fantástico, contorno, para platos de carne, en Francia comen el famoso cassoulet de Canard, en Brasil la feijoada es un plato contundente muy apreciado y consumido en el país, al igual que en Portugal, en Colombia la bandeja paisa es el plato nacional, nos sabe a patria un buen plato de fríjoles. En México los frijoles participan en la mayoría de los platillos.

En Honduras se dice que una comida nunca está completa sin frijoles. A los hondureños les gustan mucho los fríjoles y las legumbres en general, pero los fríjoles negros pequeños son sus favoritos. Aparte de que esta leguminosa es de bajo costo, es fácil de producir, es deliciosa y extremadamente nutritiva. Allí la preparan con chicharrón, pequeñas costillas de cerdo, o incluso con rabo de buey. La versión vegetariana es reemplazando la carne por huevos duros. A menudo se usan frutas y verduras para adornar la sopa de fríjoles, así como los guineítos, la yuca o los pimientos rojos y verdes.

La sopa de frijoles hondureña es sencillamente deliciosa. Sus orígenes datan de la cocina precolombina donde los fríjoles ya eran muy utilizados y desde donde dieron el salto al resto del mundo.  La cultura prehispánica de Centroamérica sigue viva en Honduras, donde el hecho de cocinar como los ancestros es mucho más apreciados que abrirse a la cocina global y así es como se conservan las tradiciones y sabores del pasado.

La sopa de frijoles hondureña es una manera diferente de preparar esta legumbre tan apreciada en toda Latinoamérica. El sabor y la textura de los fríjoles negros pequeñitos que se utilizan en esta sopa son diferentes al resto de los fríjoles. Tienen menos almidón, lo que hace que la sopa quede menos densa y más digerible. La sopa generalmente se sirve y se refresca con rebanadas de aguacate fresco, tomate, cilantro, cebollas rojas en escabeche, tortillas o una combinación de todo y evidentemente, como no podía ser de otra manera, se acompaña de arroz blanco.

¿Quiere regalarse un regalo bien rico? Aquí le dejo la receta de la sopa de fríjoles de Honduras.

INGREDIENTES:

  • 1 libra de fríjoles (pequeñitos y negritos si puede ser)
  • 1 ½ costillas de cerdo
  • 3 guineos o plátanos verdes
  • 1 cebolla blanca
  • 1 libra de yuca
  • ½ chile dulce o morrón
  • 2 pastillas de caldo de costilla
  • 5 dientes de ajo
  • 1 ramo de cilantro
  • Comino
  • Sal y pimienta
  • Aceite

PREPARACIÓN:

Poner los frijoles en remojo por un par de horas.

Cortar las costillas en trozos y aliñarlas con cominos, ajo machacado, sal y pimienta. Pelar y cortar los guineos en trozos grandes, reservar en agua. Pelar y cortar la yuca en trozos grandes y reservar en agua. Pelar y picar la cebolla. Pelar y picar el chile. Pelar y picar los ajos.

En una olla grande poner los fríjoles remojados y cubrir con agua. Añadir las pastillas de caldo de costilla. Poner el manojo de cilantro. Poner a cocer hasta que empiece a hervir. Entonces añadir la cebolla, el chille y los ajos. Cocer por aproximadamente una hora.

Mientras se hace la sopa, en una sartén con aceite, marcar las costillas de cerdo, pero procurando que queden medio hechas, para que se acaben de hacer en la sopa.

Después de la hora, añadir las costillas de cerdo, dejar cocer 15 minutos y añadir la yuca y los guineos y aliñar con cominos, sal y pimienta. Dejar cocer hasta que la yuca esté blanda o se empiece a rajar.

Servir caliente con cilantro picadito espolvoreado por encima de la sopa. Acompañar con arroz blanco, aguacate, quesito ahumado, cebolla y tortillas.

Nota del Chef: Cada mes de este año les traeré cuatro recetas — una por semana —, cuatro formas diferentes de entender un plato, fruto de mi experiencia al cocinar cada uno de ellos. La cocina es universal, pero a su vez, cada casa del mundo la interpreta a su manera y de acuerdo con sus circunstancias. Una comida que lleva el mismo nombre y en cambio tiene una personalidad propia reconocible, porque cada receta lleva los matices propios del cocinero y de los ingredientes del lugar donde se prepara.

Foto cortesía de radiohouse.hn

About the Author
Alfredo Figueroa Pérez

Alfredo Figueroa Pérez

Alfredo es de Cali, Colombia y vive en Barcelona, España. Es cocinero egresado de la Escuela Hofmann de Barcelona. Desde hace algunos años tiene una pequeña compañía de catering y da clases de cocina a adultos. Es un apasionado de los viajes y la gastronomía, lo que le ha permitido conocer muchos países y culturas alrededor del mundo. Como cocinero tiene influencias de sus ancestros latinoamericanos y de la cocina tradicional española, italiana y francesa. Define su cocina como una fusión andina y mediterránea. ¿Tiene preguntas? Escríbanos a info@tuprensalocal.com

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