Buscando recetas francesas con tomate, me encontré una maravillosa que me enseñó una vecina y amiga colombiana casada con un francés. Alina es una de las mejores cocineras que conozco y me regaló su receta de la quiche con tomates y mozzarella. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente. La he hecho miles de veces y siempre triunfa.
Hay platos que trascienden las fronteras y el tiempo para disfrutarlos en cualquier rinconcito en el que nos encontremos, uno de ellos es la quiche, un pastel salado de masa brisa que siempre alegra la mesa. Se elabora con huevo y algunos otros ingredientes que, aunque sencillos, dan un resultado sofisticado y delicioso.
Este delicioso plato tiene su origen en la región de Lorena, al este de Francia, más específicamente en Nancy, la capital de esa región. La palabra “quiche” se deriva del vocablo küchen en el dialecto lorenés, que a su vez proviene del alemán, kuchen (pastel). Los primeros registros que hay de ella datan del año 1605.
Del plato original, la quiche lorraine, proceden las demás variantes de quiche que se encuentran en cualquier panadería de Francia y de Europa en la actualidad. En un principio sólo tenía huevos y crema de leche fresca, más adelante se le ha ido añadiendo otros ingredientes como beicon en tiras, queso y verduras, además de aromatizarse con pimienta en grano y nuez moscada.
Hoy en día hay recetas de quiche para todos los gustos, también las hay para comer según la estación en la que se esté. Es una receta que ha evolucionado en muchos sentidos. Se hacen quiches grandes, individuales y en tamaño mini para cócteles o aperitivos.
La versión de la quiche que me enseñó Alina es especial para el verano pues integra sabores frescos como el tomate y la albahaca, y aporta la suavidad de la mozzarella aparte del queso gruyere y el parmesano que lleva la receta tradicional, un toque de aceite de oliva y nos queda un plato que está rico y además es muy fácil de hacer. En vez de pasta brisa, se usa hojaldre, lo que le da un crujiente especial y una elegancia.
Es muy fácil de hacer y está muy rica. Es una especie de pizza sobre hojaldre. Se hace muy rápido y tiene una presentación formidable. Seguro que os gustará.
QUICHE DE TOMATE Y MOZARELLA
INGREDIENTES:
- 1 masa de hojaldre.
- 2 tomates grandes
- 2 bolas de mozzarella
- 1 taza (200 grs.) de gruyère rallado francés
- 1/2 taza (100 grs) de queso parmesano rallado.
- Sal y pimienta
- 1 manojo de Albahaca
PREPARACIÓN:
Precalentar el horno a 350ºF (180°C)
Lavar y partir los tomates en rodajas. Quitarles las semillas. Y poner a que pierdan el agua en un colador.
Cortar en rodajas la mozzarella y poner a escurrir n un colador para que pierda el suero y no se riegue sobre la quiche.
En un molde de quiche extender la masa de hojaldre con el papel en que viene envuelta. Pinchar con un tenedor tanto el fondo como los laterales de la mano. Poner un trozo de papel de horno por encima de la masa de hojaldre y ponerle peso por encima del papel. Pueden ser unos fríjoles o garbanzos o lentejas secas y poner en el horno.
Cuando ya esté asada la masa (lo sabrás porque los bordes se ponen dorados), sacar del horno. Con cuidado retirar el papel que hemos puesto por encima de la masa con el peso.
Rellenar el fondo de la masa con las rodajas de mozzarella, echar por encima las hojas de albahaca troceada, poner bastante. Por encima poner las rodajas de tomate y espolvorear el queso parmesano por encima. Echar un chorrito de aceite.
Poner en el horno con el grill a 350ºF (180ºC), hasta que la masa esté dorada y crujiente y tenga muy buena pinta la quiche. Si se moja con el suero secar la humedad con una servilleta.
Comer caliente.
Nota del Chef: Cada mes de este año les traeré cuatro recetas — una por semana —, cuatro formas diferentes de entender un plato, fruto de mi experiencia al cocinar cada uno de ellos. La cocina es universal, pero a su vez, cada casa del mundo la interpreta a su manera y de acuerdo con sus circunstancias. Una comida que lleva el mismo nombre y en cambio tiene una personalidad propia reconocible, porque cada receta lleva los matices propios del cocinero y de los ingredientes del lugar donde se prepara.
