Lo mejor de la cocina del mundo: Sopa de Cebolla Francesa

In Cocina, Portada by Alfredo Figueroa PérezLeave a Comment

Todo el mundo tendría que poder visitar París al menos una vez en su vida.

La ciudad de la luz, la ciudad del amor, la ciudad del glamour, son algunos de los apodos que se dan a esta preciosa ciudad a orillas del río Sena, visitada por 42 millones de personas al año. París es inmensa en todos los sentidos. Tiene en su área metropolitana una población de casi 13 millones de personas, siendo la segunda ciudad más grande de Europa, por detrás de Londres, y la 28ª del mundo. La fascinación que provoca esta ciudad como destino turístico es única. Suele considerarse como la ciudad más hermosa, elegante y espectacular del mundo, por contar con muchos de los monumentos más famosos y admirados del planeta: La torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame, Los Campos Elíseos, el Arco de Triunfo, la Basílica del Sacré Coeur, o el Moulín Rouge, entre otros.  

Estando en Suiza en 1984, a mi amigo Germán de Barcelona le prestaron un apartamento por un mes cerca de la Place de La Republique en la Rue du Temple en París, y me invitó a visitarle unos días. Nunca me había ni siquiera planteado que yo pudiera visitar París. Era algo tan lejano, una posibilidad tan impensable, que acepté enseguida la invitación. Por falta de recursos, y teniendo un poco de experiencia en hacer auto stop, un de día antes de encontrarme con Germán, me fui a la salida de Ginebra hacia Francia con un cartel que con el nombre de PARÍS escrito. Una señora que por coincidencia viajaba a París me recogió. Con el poco francés que sabía y con la buena disposición de la señora, tuvimos una agradable conversación durante todo el viaje en ese bonito día de verano. Llegamos de noche y al saber que no tenía dónde quedarme esa noche, me invitó a su casa y allí pasé la primera noche en París. Todo empezaba bien.

El autor, derecha, con su amigo Germán en París en 1984. Foto cortesía: Alfredo Figueroa

Al día siguiente, desde no sé dónde, me fui al metro y me dirigí al centro de París a esperar a mi amigo que llegaba de Barcelona. Tenía todo el día por delante, así que me puse a caminar sin rumbo por las calles de la ciudad. París impresiona. Es monumental. Las grandes avenidas están llenas de tiendas bonitas, de gente. Los cafés tan concurridos con sus terrazas en la calle son una especie de escaparate donde los parisinos y los turistas que las llenan, ven pasar la vida. Es muy agradable pasear, ver, descubrir, perderse por las callejuelas de los 20 distritos de la ciudad, todos con su identidad y sus atracciones de todos los tipos. Recuerdo que me paré a ver un espectáculo callejero que hacían unas chicas delante del Centro Pompidou. A unos pasos de ellas, había un chico tocando la guitarra, mientras que alrededor de la plaza Georges Pompidou los vendedores ambulantes ofrecían a los turistas sus mercancías. Me encontré con mi amigo a la hora acordada. No había tiempo que perder, así que con su Blue Guide nos fuimos a descubrir París. Desde que empezamos, no paramos de visitar la ciudad. Cada día nos marcábamos un objetivo y lo cumplíamos. Lo hicimos por distritos, visitando los museos, las plazas, los mercados, los sitios aconsejados por la guía. París merece la pena. Cada día volvíamos agotados al apartamento después de nuestras visitas y preparábamos comida de lo que comprábamos en los mercados que nos encontrábamos. Los mercados de calle en Francia en general y en París en particular son buenos y abundantes. Cada arrondissement (ciudad/pueblo)/barrio) tiene el suyo y son lugares perfectos para abastecerse de especialidades parisinas. Algunos son techados y otros al aire libre, La mayoría están ubicados en espacios peatonales, lo que los hace agradables de recorrer e ideales para perderse entre sus maravillas. Cada uno de los mercados tiene su particularidad y su encanto. Recuerdo especialmente el Marché aux Puces (mercado de las pulgas) y el Marché Bastille. París no es una ciudad barata, así que los mercados son una excelente opción para ahorrar.

El día que volvía a Ginebra decidimos tirar la casa por la ventana y nos fuimos a comer a un Bistró del barrio Le Marais que habíamos visto y que tenía muy buena pinta para hacer una despedida por todo lo alto. Hay muchos Bistrós en Francia y París no es la excepción. Un Bistró o Bistrot, es un pequeño restaurante de cocina y vinos de calidad, atendido generalmente por sus dueños. Es sinónimo de calidad y comida gourmet. Suelen ser pequeños para mantener la calidad y la exclusividad y tienen precios asequibles. Se dice que el término Bistró proviene de la ocupación prusiana en 1814, cuando los cosacos rusos tenían prohibido beber alcohol y entraban en los locales de comidas apremiando al camarero gritando “bistro, bistro”, que significa “rápido, rápido” en ruso, pues no querían que les pillasen los oficiales bebiendo en horas de servicio. La palabra se quedó, pero evolucionó y hoy en día los bistrós son frecuentados por personas elegantes y refinadas que aprecian y saben de buena cocina y de buen vino. Los llamados bon vivant.

No hay que olvidar que la burguesía parisina y los cocineros de la corte francesa, dieron origen y desarrollaron la Alta Cocina Francesa que tuvo su auge en los siglos XIX y XX, influyendo decisivamente en la gastronomía mundial. Francia es un referente gastronómico para todo amante de la cocina. Sus restaurantes y escuelas han llevado a la excelencia el arte de cocinar. Cerca de la Place des Vosges, situada en el corazón histórico de París, el barrio Le Marais (la Marisma), se encuentra el Bistró donde nos fuimos de despedida con Germán. Le Marais es mi barrio favorito de París. Es muy tranquilo y agradable, lleno de palacetes y pequeñas plazas que en sus lindes tiene pequeños y acogedores restaurantes. Es un barrio con mucha personalidad y una variedad multicultural encantadora. Allí habita la comunidad judía más grande de Europa y justo al lado se encuentra el barrio gay de la ciudad, que convive con Museos importantes como el Museo Picasso, el Carnavalet o la Casa de Victor Hugo. El Bistró des Vosges, abierto hace más de 100 años, tiene una decoración clásica. He vuelto otras veces sólo por probar la Soupe à L’Oignon que preparan allí. Qué delicia. Soy un fan declarado de esta sopa, sencilla, deliciosa y llena de sabor. Tiene lo mejor de Francia, un buen caldo o fondo, un buen pan y un buen queso. ¿Qué más se puede pedir? Un buen vino y buena compañía. Esta sopa originaria de Francia, es un plato muy humilde con ingredientes sencillos, cuyo principal ingrediente es la cebolla caramelizada. Se tienen registros históricos de esta sopa en muchos países europeos desde la Edad Media, extendiéndose su receta por el mundo durante el siglo XIX.

Hoy les traigo la receta de la sopa de cebolla tal y como me la enseñó mi Camille, una gran amiga y cocinera. Es muy fácil de preparar y el su resultado es sencillamente fantástico. Siguiendo la receta seguro que les queda deliciosa, y además pega perfectamente para estos días fríos de invierno. Les invito a hacerla y a disfrutar de un trocito de París, esa ciudad maravillosa a la que todos tendríamos que ir alguna vez, no solo a visitar sus monumentos, sino también a darnos el placer de comer bien.

INGREDIENTES:

  • 5 Cebollas cabezonas blancas grandes
  • 1 trocito de mantequilla
  • Aceite de oliva
  • Unas ramitas de tomillo fresco envuelto en una gasa
  • 1/2 galón (1 L) de un buen Caldo de res o de pollo
  • 1 Baguette (pan francés) cortado en rodajas de ½  cm
  • 1 taza (250 gr) de una mezcla de queso gruyere y queso emmental
  • Sal y pimienta

PREPARACIÓN:

SOPA DE CEBOLLA: Pelar y cortar la cebolla en juliana (forma de lunas). En una olla grande echar el aceite y la mantequilla, poner a fuego medio y dejar que se deshaga la mantequilla. Añadir la cebolla cortada, mezclar para que se unte todo del aceite, tapar la olla y dejar cocer a fuego medio bajo por 40-45 minutos, removiendo de vez en cuando, pero no olvidando volver a tapar, cada vez que se revuelve. Aliñar con sal y pimienta y un poco de azúcar. Esto es para que no se dore. Debe de quedar blanquita y melosa.

Añadir a la cebolla caramelizada el caldo, el tomillo fresco envuelto en una gasa, corregir de salpimentado y cocer por 10-15 minutos a fuego suave. Tapar y Reservar.

PAN: Tostar en la tostadora las rodajas de pan. Mezclar los quesos. Deshojar unas hojitas de tomillo fresco para echar por encima del queso.

MONTAJE DEL PLATO: En el momento de montar el plato, calentar la sopa. Echar la sopa caliente en los platos de servicio que resistan el horno (en Francia usan cuencos de barro o hierro). Cubrir toda la superficie de la sopa con el pan tostado, echar la mezcla de quesos por encima del pan, abundantemente, echar unas hojas de tomillo fresco por encima. Poner a gratinar en el horno precalentado a 400ºF (200ºC.)  Esto puede tardar 3-4 minutos. Cuidar que no se queme.

Sacar del horno cuidando de no quemarse. Poner el recipiente encima de un plato frío para poder llevar a la mesa.

SUGERENCIA: A mi me gusta cuando se pone la sopa en el plato de servicio, antes de poner en el horno, añadir un huevo crudo para que se cocine cuando se pone a gratinar en el horno. Es opcional.

Foto portada cortesía: https://larecette.net

Nota del Chef: Esta receta es parte de una serie semanal. Mi deseo es que nos permitamos hacer un viaje por el mundo que he conocido y que descubramos recetas de comidas deliciosas y fáciles y que las adoptemos para hacerlas en casa con los nuestros para poder viajar y conocer al menos una parte de esos lugares de los que les voy a hablar.

About the Author
Alfredo Figueroa Pérez

Alfredo Figueroa Pérez

Alfredo es de Cali, Colombia y vive en Barcelona, España. Es cocinero egresado de la Escuela Hofmann de Barcelona. Desde hace algunos años tiene una pequeña compañía de catering y da clases de cocina a adultos. Es un apasionado de los viajes y la gastronomía, lo que le ha permitido conocer muchos países y culturas alrededor del mundo. Como cocinero tiene influencias de sus ancestros latinoamericanos y de la cocina tradicional española, italiana y francesa. Define su cocina como una fusión andina y mediterránea. ¿Tiene preguntas? Escríbanos a info@tuprensalocal.com

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