Hay en la parte occidental de la Isla de Ibiza, en España, una cala maravillosa cargada de la historia de mi familia. A principios de los años 90, nuestro querido Joan, mi cuñado, quiso tener un sitio para ir con la familia durante los veranos y, por razones que desconozco o no recuerdo, llegó a este fantástico lugar del mundo, una pequeño trozo de bahía redondeada llamado Cala Vadella, donde encontró un bonito apartamento. Con su compra se inició una serie de capítulos de convivencia familiar que se fueron escribiendo en cada uno de los veranos sucesivos en que visitamos la isla. Siempre los llevaremos con nosotros, como una parte muy querida de los recuerdos más felices de nuestra familia.
Ibiza pertenece, junto a Formentera y algunos islotes, a las Pitiusas, dentro del archipiélago español de las Islas Baleares, en el mar Mediterráneo. De las tres islas mayores, Ibiza es la más pequeña. Las otras islas, Mallorca, que es la más grande y Menorca, la mediana, tienen su propia personalidad. Las Pitiusas son un paraíso particular lleno de bosques, calas de aguas cristalinas con arenas blancas y rincones solitarios donde corre el viento y la paz. Son un sitio ideal para perderse y descansar. La isla de Ibiza tiene además un lado totalmente lúdico, que goza de una gran reputación internacional. Sus discotecas, bares y restaurantes llenos de clase y glamour y el tipo de visitante que llega a la isla la convierten en un destino muy deseado y visitado cada año por miles de turistas de muchos lugares del mundo.
Para nosotros, para mi familia, Ibiza evoca miles de imágenes, miles de olores, paseos, risas, silencios, madrugadas, música y comidas. Empezamos a ir allí cada año, desde mediados de julio hasta principios de agosto, cuando los hijos de mis hermanos eran niños, hasta que fueron jóvenes y adolescentes. El apartamento estaba enfrente de la playa. Cuando uno bajaba a la arena blanca, tenía que caminar sólo unos cuantos metros hasta llegar al mar.
Normalmente, el viaje para llegar a Ibiza empezaba en Barcelona. Nos metíamos en el ferry que hacía la ruta Barcelona-Ibiza y que salía del puerto a media noche y llegaba a Ibiza a primera hora de la mañana. Nos lo llevábamos todo. Dos o tres carros para desplazarnos por la isla, comida, ropa, música, juegos y demás cosas. Cuando llegábamos allí, nos organizábamos en dos apartamentos. Los horarios eran locos. El día empezaba con un desayuno a mediodía, cuando toda Cala Vadella ya estaba almorzando. Esos desayunos eran fantásticos. Todos nos sentábamos a la mesa para desayunar pericos, arepas, chocolate, mantequilla, mermelada, cereales y todo cuanto se nos ocurriera. Después de arreglar la casa, si no había programa, todos nos íbamos a la playa el resto del día. Si había programa, que normalmente era ir a otras calas de la isla o ir a hacer un paseo en el barco del señor Joan, hacíamos las maletas, preparábamos sándwiches, bebidas y fruta para la hora del almuerzo y nos íbamos. Pasábamos los días metidos en el mar. Los niños iban y venían. Los adultos nos turnábamos para cuidarlos. Casi al finalizar la tarde volvíamos a los apartamentos, nos duchábamos, y salíamos a ver la caída del sol, con esos crepúsculos llenos de colores que sólo se dan allí. A veces, nos quedábamos en Cala Vadella. Subiendo la carretera, a mano derecha, hay unas terrazas naturales donde vale la pena quedarse mirando al horizonte mientras el sol se va, dejando tras de él ráfagas de luz y belleza. A veces, cogíamos el coche y nos íbamos a Cala Conta o a Cala Bassa, donde vale la pena estar al final de la tarde. En ellas, aparte de la belleza de los atardeceres, había un ambiente hippie muy característico de Ibiza. Después, nos íbamos a cenar al apartamento y en ocasiones a algún restaurante o pizzería en los pueblos cercanos o en la capital. Era todo un movimiento de gente, pero era tan bonito vivirlo… Al volver al apartamento, los niños por lo general volvían a la playa a jugar. Los mayores iniciábamos aquellas conversaciones interminables del tema que fuera, o nos poníamos a jugar mientras llegaban las horas de la madrugada sin darnos cuenta. Antes de dormir, eso sí, hacíamos algo para comer, unos sándwiches o picábamos cualquier cosa.
En todos los viajes había un día especial. El día que íbamos a comer paella al restaurante de La Maria Luisa. Un restaurante familiar en medio del Zoco de Cala Vadella. ¿La especialidad?, los arroces. Una paella en la Maria Luisa es algo que todo el mundo debería disfrutar algún día en la vida. Los arroces allí tienen un nivel superior. Los sabores intensos del mar, las verduras de las islas, el pescado fresco, el marisco, todo unido por el arroz, se convierten en una sinfonía culinaria impresionante. Qué maravilla. Comíamos siempre en la terraza con el mar de fondo y la brisa suavizando el calor del verano. Inolvidable.
Recuerdo estar sentado con Juan en la terraza del Maria Luisa y mirando al mar en silencio, mientras los niños, la familia disfrutaba de la playa. Me dijo: “la felicidad es esto, no es más”. Nunca te olvidaremos Juan. Gracias por Ibiza.
PAELLA DE MARISCO Y PESCADO “MARÍA LUISA”
INGREDIENTES:
- Arroz bomba, redondo o “gordito” (de risotto)
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolla cabezona grande
- 3 tomates maduros
- 1 pimiento verde
- 1/2 taza (100 gr) de guisante
- 3/4 taza (150 gr) de calamar
- 1/2 libra (200 gr) de almejas
- 1/2 libra (200) de mejillones
- 8 langostinos
- 1/2 libra (200 gr) de pescado blanco sin espinas, cortado en dados (merluza, tilapia, lubina, dorada)
- Azafrán o color
- 4 tazas (1 Litro) de un buen caldo de pescado caliente
- Aceite de oliva
- Sal
PREPARACIÓN:
Pelar y picar muy pequeñito la cebolla, el pimiento y el ajo. Rallar los tomates. Trocear los calamares y cortar el pescado en dados de 2 cm. Lavar y limpiar los mejillones y las almejas. Lavar y limpiar los langostinos.
Medir el arroz: 1 tacita de café pequeño por persona. Ponerlo en un recipiente para medirlo y poner en una olla el doble de caldo de pescado. Calentarlo.
En una paella o sartén grande, echar un buen chorro de aceite. Saltear 10 segundos los calamares troceados. Retirar los calamares y reservar.
En ese aceite hacer el sofrito. A temperatura media echar los ajos, dejar que “bailen” un poquito en el aceite por 15-20 segundos, añadir la cebolla y el pimiento y dejar que se haga suavemente por al menos 20 minutos, cuidando que no se queme el sofrito. Es muy importante, si se quema, hay que repetirlo. Pasado este tiempo añadir el tomate y dejar sofreír 10 minutos más.
Añadir el arroz al sofrito, y revolver por un par de minutos para que se impregne. Mojar con el caldo caliente, añadir las alverjas, aliñar con sal y con el azafrán y cocer por 12 minutos a fuego medio alto. Cuando lleve 6 minutos de cocción, añadir las almejas, los mejillones, los calamares salteados. Cuando hayan pasado los 12 minutos, poner el pescado por encima, tapar la paella o sartén, y bajar el fuego al mínimo. Dejar cocer por 7-8 minutos más. Dejar reposar por 10 minutos sin destapar. MUY IMPORTANTE: No mover el arroz mientras se esté cociendo.
En una sartén aparte, con un buen chorro de aceite de oliva caliente, saltear los langostinos con un par de ajos picaditos un par de minutos. Aliñar con sal los langostinos y distribuirlos por encima de la paella y aliñar el arroz con el aceite del sofrito.
CALDO DE PESCADO:
- 2 zanahorias
- 2 tallos de apio
- 2 cebollas cabezonas
- 3 dientes de ajo
- 4 champiñones
- 1 tomate
- Pimentón
- laurel
- Cabeza de pescado, espinas, recortes de marisco.
PREPARACIÓN:
Pelar y picar toda la verdura. En una olla poner un chorro de aceite de oliva y saltear la verdura. Cuando empiece a tener color y olor, añadir el pimentón. Añadir el pescado muy limpio y mezclar para que se impregne del sofrito. Mojar con agua la verdura y el pescado, pero que solo le cubra para que el caldo quede intenso. Añadir el laurel. Dejar que dé un primer hervor. Bajar a temperatura media, y dejar cocer a fuego suave, por 20 minutos. Pasado este tiempo, apagar el fuego, tapar la olla y dejar infusionar por 2 horas a temperatura ambiente. Colar el caldo y reservar para usar.
Foto: juliaysusrecetas.com
Nota del Chef: Esta receta es parte de una serie semanal. Mi deseo es que nos permitamos hacer un viaje por el mundo que he conocido y que descubramos recetas de comidas deliciosas y fáciles y que las adoptemos para hacerlas en casa con los nuestros para poder viajar y conocer al menos una parte de esos lugares de los que les voy a hablar.