Cuando uno piensa en Italia, necesariamente piensa en su comida.
Italia es un país maravilloso para conocer, para disfrutar, pero sobre todo para comer. A donde uno vaya, se encuentra una variedad impresionante de oferta gastronómica dulce, salada, callejera, que a veces parece repetida, pero ¡error!, cada lugar que uno visita curiosamente tiene los mismos platos, pero cada uno de ellos con los matices que le da el clima, la materia prima del lugar, la felicidad del cocinero, o las costumbres de los comensales. Los italianos han sabido llevar al mundo su cocina. En cualquier rincón del planeta que uno visite puede encontrar una pizza, unos espaguetis, unos canelones o un tiramisú.
He tenido la suerte de vivir temporadas en Italia. Ya les comenté en otra ocasión que es mi país favorito para perderme o para un viaje rápido. También he tenido la suerte de recorrer gran parte de su extenso y variado territorio. He podido visitar sitios han quedado grabados en mi memoria y a los que espero volver a visitar algún día. Tengo siempre la maleta lista para aprovechar cualquier excusa para visitar Italia y tener la suerte de comerme una pizza o unos espaguetis en cualquier tavola calda italiana.
En 2016 me fui de recorrido por Sicilia, que es la isla más grande del Mediterráneo y la séptima más grande de Europa, además de ser la más poblada. Sus pueblos y sus calles están llenas de gente, lugareños y turistas que hacen el paisaje típico de la isla. La climatología permite vivir en la calle y eso da una alegría maravillosa a todos los rincones de Sicilia.
Sicilia está separada de la península itálica por el estrecho de Mesina y, aparte de ser la isla mayor, hay varias islas más pequeñas que forman parte de la región. La mayoría de los lugares de interés están situados en la costa, aunque en el interior se encuentra gran parte del corazón siciliano: su arqueología, su espeleología y su folclore. En la costa, uno puede visitar el fantástico caos de Palermo, o pasar el día en la chic Taormina con sus callejuelas, restaurantes y boutiques, o pasarse el día al sol en una de sus maravillosas playas. Sicilia está llena de influencias que la han calado desde los inicios de la historia. Todos los pueblos del mundo antiguo, del Mediterráneo, han pasado por allí. Tiene una identidad tan marcada que uno se puede llegar a sentir muy lejos de casa tan solo paseando por sus calles.
Antes de viajar a Sicilia, me reuní con mi querida amiga y mejor cocinera Giovanna, para que me diera pistas de qué lugares visitar, bares donde comer, comidas que probar. Le hice caso y fui a varios de los sitios que me recomendó.
Así llegué a Noto, una maravilla arquitectónica del barroco tardío siciliano. La calle Vittorio Emanuele es una pasarela que hay que recorrer metro a metro, disfrutando de cada edificio, de cada bar, de cada detalle. Me tomé mi tiempo y la recorrí de punta a punta varias veces. Es de una belleza cautivadora. Noto quedó destruida en 1693, pero renació de sus cenizas en un esfuerzo titánico de sus gentes haciéndola renacer como se conoce hoy en día, suntuosa y fascinante. En 2002 Noto y siete ciudades más de la Val de Noto fueron inscritas como Patrimonio Universal de la UNESCO como “representantes de la culminación y el florecimiento final del arte barroco en Europa”.
Una de las recomendaciones de Giovanna eran los helados del Café Sicilia. Una heladería legendaria a la que han dedicado un programa en la famosa serie gastronómica Chef`s Table. Giovanna me enseñó a preparar una corona de brioche con sorbete de frutas variadas. Esta especialidad italiana del sur consiste en un brioche con helado al gusto como relleno. Me pedí uno y realmente estaba muy bueno. Es un sándwich con pan de brioche relleno de bolas de helado. Una delicia curiosa y muy muy rica.
Comerse un helado en la terraza del Café Sicilia en la calle Vitorio Emanuele en Noto, mientras uno disfruta de la belleza del lugar, vale perfectamente un viaje a Sicilia.
Hoy les traigo la receta de brioche de Giovanna. Está muy bueno. Tienen que probarlo con helado, es una manera de comer un poco de Italia en este verano de tanto calor.
CORONA DE BRIOCHE DE GIOVANNA CON SORBETES DE FRUTA VARIADA Y NATA
INGREDIENTES:
- BRIOCHE: 1 libra (470 gr) de harina de fuerza, 1/3 taza (50 gr) de harina de arroz, 2/3 taza (110 gr) de azúcar, 1/4 taza (100 gr) de mantequilla, 1.5 cucharadita (8 gr) de sal, 1 taza (230ml) de leche desnatada, 2 huevos, 3 cucharaditas (15 gr) de levadura fresca, piel de 1 limón, piel de 1 naranja, 2 cucharadas (20 gr) de mermelada de naranja.
- ALMENDRAS CARAMELIZADAS: 1/2 taza (65 gr) de almendras crudas fileteadas, (1/4 taza) 35 gr de azúcar, 3 cucharadas )30 gr )de miel, 2 cucharadas (20 gr) de nata, 3 cucharadas (45 gr) de mantequilla, una pizca de sal.
- NATA MONTADA: 4 tazas (500 gr) de nata de montar (“heavy whipping cream”), 1/3 taza (50 gr) de azúcar lustre (en polvo).
- FRUTA VARIADA: Melocotones, nectarinas, kiwi, fresas, frambuesas, albaricoques, cerezas. Menta.
Sorbetes de fruta variados (fresas, frambuesas, naranja, ciruelas, melocotón, kiwi, nectarina). -Se llama sorbete a los helados hechos con agua-.
PREPARACIÓN:
MASA: En una batidora de masa poner la harina de fuerza, la harina de arroz, el azúcar, 1 huevo, la leche desnatada y batir por un par de minutos a velocidad media (3-4), una vez esté todo mezclado añadir la levadura, y añadir otro huevo, mezclar un par de minutos más, añadir la mermelada de naranja, mezclar un par de minutos más, añadir la piel de limón, y seguir mezclando hasta que se haga una masa elástica, entonces añadir la mantequilla fría a trozos y mezclar poco a poco a velocidad media (3-4), ir recogiendo de vez en cuando con la cornalina, añadir la sal, al final subir la velocidad y amasar hasta que se despegue de las paredes en total más o menos 15-18 minutos.
Cuando ya se despegue totalmente bolearla entre las manos, recogiendo un ombligo. La ponemos en un bol y se cubre con film y se deja reposar y levar en la nevera por + 3 horas.
Después del reposo sacar al mármol, cortar la masa en bolas de 3 onzas (80 gr), y con el mármol enharinado bolear, haciendo bolas de 3 onzas (80 gr.) Dibujar un aro de un molde desmontable en un papel de horno y colocarlo encima de la bandeja de horno y hacer una corona de bolitas que queden bien unidas, cubrirlas con film y con un paño de cocina y dejar levar por casi una hora.
Una vez haya levado la masa, con las manos hacer tiras de almendra caramelizada encima del brioche. Pincelar con huevo batido con un poco de leche, usando un pincel e incluso los dedos.
Hornear en horno precalentado con aire a 340ºF (170ºC) por 5 minutos y luego bajar a 320F (160ºC) por 15 minutos más.
ALMENDRAS CARAMELIZADAS: en una olla poner el azúcar, la miel, la nata, la mantequilla y la sal. Se cuece a fuego bajo hasta que todo se integre, entonces subir la temperatura y dejar, con mucho cuidado de que no se queme, que coja algo de color, removiendo todo el tiempo, cuando empiece a coger color añadir las almendras crudas laminadas, mezclar por 5 SEGUNDOS, para que todo se impregne, y sacar a un papel de horno. Dejar enfriar.
NATA MONTADA: Montar la nata con el azúcar lustre. Calentar 2 cucharadas (30 gr) de nata y añadirle a una hoja de gelatina, y añadirle a la nata montada. Reservar en la nevera. Poner la nata en una manga pastelera con boquilla rizada.
MONTAJE: Abrir el brioche por la mitad y rellenar con la nata montada, encima de esta poner las bolas de sorbete y poner la capa de brioche encima, rellenar los espacios entre bolas con nata montada. Refrescar con hojas de menta. En el centro del brioche poner fruta fresca cortada a trozos, hojas de menta y flores.
Foto portada: Cortesía Alfredo Figueroa
Nota del Chef: Esta receta es parte de una serie semanal. Mi deseo es que nos permitamos hacer un viaje por el mundo que he conocido y que descubramos recetas de comidas deliciosas y fáciles y que las adoptemos para hacerlas en casa con los nuestros para poder viajar y conocer al menos una parte de esos lugares de los que les voy a hablar.