Cuando uno pasea por el puente Luis I en Oporto, siente una mezcla de libertad y alegría. Las vistas son espectaculares. Una cascada de casas portuguesas se descuelga sobre las dos riberas del Duero completando un cuadro colorido perfecto e inspirador. La ciudad está situada en la ribera izquierda del río. En caso de perderse, aunque es improbable, para orientarse solo hay que fijarse en el mar y el río. En la parte norte del río está el casco histórico y, al otro lado —la zona izquierda del mar— la Vila Nova de Gaia, que no es Oporto, pero es parte de él. Allí están las bodegas más famosas del vino que dan nombre a la ciudad: Porto.
He tenido la suerte de visitar varias veces la ciudad. Siempre me quedo con ganas de volver. La primera vez que estuve allí fue por trabajo, en otoño de 1998. He tenido la suerte de volver con personas que quiero y a las que he transmitido mi amor por Oporto. De la primera visita, recuerdo especialmente que me impactó la maravillosa luz otoñal que pintaba de diferentes colores la ciudad a medida que el día iba avanzando. La luz se colaba entre las calles interminables que suben y bajan y por sus plazas; resplandecía en la superficie del río con unas tonalidades doradas, naranjas y verdosas tan cautivadoras que entendí que sólo por eso valía la pena volver.
Para conocer Oporto, no se necesita una guía o un plano. Sólo hay que dejarse llevar y disfrutar de su historia, su cultura y su magnetismo. La ciudad fue declarada patrimonio de la humanidad en 1996. Nuestro hotel estaba en la Plaza de la Libertad, en la parte alta. Desde allí bajábamos cada día, muy despacio, visitando por el camino hermosas iglesias, restaurantes tradicionales, tiendas antiguas y monumentos hasta llegar a la Ribeira del río, en la parte baja, llenos del aire decadente, melancólico y genuino que recorre la ciudad. En el corazón de Oporto hay una joya que nunca he dejado de visitar desde la primera vez que estuve allí: La Livraria Lello. Es uno de los edificios más conocidos de Portugal y quizás una de las librerías más bellas del mundo. Tiene una preciosa fachada neogótica y su interior es fantasía pura, con decoraciones de madera tallada, vidrieras de colores, estanterías repletas de libros y una curiosa escalera central escarlata. La escritora inglesa J.K. Rowling vivió en Oporto a principios de la década de los 90, y en la librería encontró parte de su inspiración para narrar la saga del archiconocido mago Harry Potter.
Cualquiera que haya visitado Portugal ha comprendido que comer en este país es un lujo para los sentidos. Oporto sabe a mar, a montaña, a hogar, a vino, a nostalgia y mucho a felicidad. Sabe a Bacalao, a tripas, a pan, a francesinhas, a bifanas, a pasteles y a bendita dulzura. Sus platos son sencillos, generosos y sabrosos, como su gente. El dicho reza que “somos lo que comemos”. La comida de Oporto me gustó y me envolvió desde el primer día. Incluso su comida rápida. En tal paraíso de placeres gastronómicos hay que estar dispuesto a saltarse la dieta y caer rendido ante los encantos culinarios que están por todas las esquinas de la ciudad y del país.
Hoy les propongo para cocinar una Francesiña. Es un plato barato y a la vez uno de los más emblemáticos de la cocina portuguesa. Una especie de sándwich con una contundencia hipercalórica sin complejos, que está relleno de carnes frías, recubiertas de queso y salsa picante de cerveza y de tomate, y que se sirve además con papas fritas. Es una experiencia inolvidable y es absolutamente imposible comérselo con las manos. Use los cubiertos. Recuerdo que cuando la comí por primera vez, intenté acabarme el sándwich, pero me fue absolutamente imposible. Inténtelo usted, a ver cómo le va.
INGREDIENTES (Para 2 sandwiches):
- 6 rebanadas de pan tajado
- 1 bistec de res, o 2 de tamaño más pequeño.
- 2 lonchas de jamón cocido
- 6 salchichas (pueden ser blancas o rojas, picantes o ahumadas, o de cualquier clase)
- 8 lonchas de queso que se funda bien
- Salsa de cerveza (se le puede añadir salsa picante)
SALSA PICANTE DE CERVEZA: ½ cebolla, 1 diente de ajo, ají (al gusto), 1 cerveza, 1/2 taza (100 gr) de tomate triturado, 2 cucharadas soperas de mantequilla, 1 cucharada sopera de salsa Perrins (también puede ser de salsa Worcestershire), 2/3 de taza (200 ml) de caldo casero (puede ser 2/3 taza (200 ml) de agua con pastilla de caldo), 1 cucharada sopera de harina de maíz o maicena.
2 huevos frescos.
Papas fritas.
PREPARACIÓN:
SALSA DE CERVEZA: Pelar y picar muy fino la cebolla y los ajos. En una olla mediana, a fuego medio, poner la mantequilla, añadir la cebolla y el ajo. Aliñar con sal y dejar que la cebolla tome color. Entonces, añadir el tomate, la cerveza, el aji (al gusto) y la salsa Perrins y cocer por 5 minutos. Añadir el caldo y la maicena disuelta fuera del fuego con un poco de caldo o agua y cocinar 10 minutos más a fuego medio. Triturar en la licuadora la salsa resultante hasta que quede una salsa fina, con cuerpo y lisa. Si le falta espesor (recuerda que las salsas espesan un poco más al bajarse del fuego), añadir un poco de más de maizena y cocer 3-4 minutos más. Dejar reposar.
En una sartén caliente con un poco de aceite, asar el bistec de res por los dos lados, sin que se nos seque. Aliñar con sal. Cortar las salchichas por la mitad y asarlas por todos los lados.
Tostar las tajadas de pan.
MONTAJE DE LA FRANCESINHA: Precalentar el horno a 390ºF (200ºC).
Poner una tajada de pan en el plato. Poner encima el bistec de res. Poner encima la loncha de jamón cocido. Cubrir con otra rebanada de pan y poner encima 6 mitades de salchichas. Cubrir con la última rebanada de pan. Cubrir con las lonchas de queso por encima y por todos los laterales.
Poner el sándwich en el horno en la parte superior, hasta que el queso se derrita encima y a los lados del sándwich. NO SE DEBE GRATINAR.
Sacar del horno y echar por encima abundante salsa picante de cerveza, que debe estar caliente o al menos tibia. La idea es que lo cubra e impregne muy bien el sándwich. Pero eso va al gusto.
Mientras se hornea la francesinha, freír los huevos, y al salir del horno, colocar 1 encima de cada sándwich. Aliñar con un poco de sal. Yo les pongo unos palillos para que el contundente sándwich no se desmorone.
Es un plato que se sirve recién horneado, por eso la salsa debe estar caliente. Acompañar con papas fritas.
Foto portada: everydayfoodblog.com
Nota del Chef: Esta receta es parte de una serie semanal. Mi deseo es que nos permitamos hacer un viaje por el mundo que he conocido y que descubramos recetas de comidas deliciosas y fáciles y que las adoptemos para hacerlas en casa con los nuestros para poder viajar y conocer al menos una parte de esos lugares de los que les voy a hablar.