La fama de ”sitio espectacular” que tiene la Rivera Maya se la ha ganado a pulso. La combinación de belleza entre joyas de la naturaleza, ruinas mayas, oferta gastronómica y oferta cultural es impresionante.
Cancún es un sitio al que nunca me había planteado ir, pero por esas vueltas maravillosas de la vida, un día me vi en un avión rumbo a la Rivera Maya y, la verdad, fue una experiencia inolvidable. México es un país lleno de colores, sabores y matices que merecen la pena. Es uno de los países más grandes de América Latina, con una increíble variedad de paisajes, desde sus costas al Atlántico y al Pacífico, hasta sus montañas, desiertos, mesetas y valles. Es un destino turístico universal. La riqueza histórico-cultural mexicana es fruto de lo que han dejado en ellas las civilizaciones precolombinas, la conquista española y el mestizaje que nos brindan un México actual rico y lo convierten en un lugar que hay que visitar.
El azul del mar del Caribe Maya y el blanco de sus playas es espectacular. Todo se combina con el cielo azul y el verde de la naturaleza que llega al mar. Desde Cancún conocí y visité los cenotes. El subsuelo de Yucatán es calizo y está repleto de ríos subterráneos. Los cenotes, que fueron sagrados para los Mayas, son pozos de agua creados por la erosión y los desprendimientos de tierra. Hay cenotes abiertos, medio abiertos y cerrados. Esos pozos han sido adaptados para facilitar el acceso a los visitantes. Son la delicia de los amantes de las inmersiones en aguas profundas.
De México, por encima de todo lo demás, me atrae su música y su comida. Durante mi visita tuve la oportunidad de disfrutar de esos dos placeres.
La maravillosa música mexicana es para los latinoamericanos una de sus favoritas. Los mexicanos han exportado al mundo su música popular. Es fácil reconocer a los mariachis y sus rancheras en cualquier lugar del mundo. Cuando era niño, en mi Cali del alma, por la calle 5ª se ponían las bandas de mariachis con sus guitarras, guitarrones, vihuela, violín y trompetas y allí la gente llegaba a buscarlos para amenizar fiestas, despedidas, funerales, amoríos y reconciliaciones. Los artistas se vestían con los atuendos típicos de los mariachis y un cantante de rancheras cantaba al son de la música. Todo un espectáculo. En España esta costumbre empieza a introducirse en las fiestas.
La comida mexicana es una de las más conocidas del mundo. Lo que conocemos fuera de sus fronteras es sólo una parte ínfima de todo lo que se puede encontrar cuando uno pasea por sus calles. Es un placer ir a México para recorrerlo y disfrutar de la variedad de su cocina. Las calles, los pueblos y las ciudades están llenas de oferta culinaria de todos los tipos. Me cuesta quedarme solo con uno de los platillos mexicanos, me gustan todos. El chile está presente en la mayoría, así como las tortillas de maíz. Lo mejor para disfrutar del placer de comer es dejarse llevar por los aromas de la comida callejera, por los colores de sus platos, el crujiente de sus recetas cuando uno las saborea: pambazo, memelas, chicharrón preparado, torta ahogada, panuchos, tacos de canasta, tlayuda, enote preparado, esquites, cemitas poblanas, tlacoyo, dorilocos, diablitos, guajoloto, torta de chilaquiles, chapulines preparados, tacos de guisado… solo algunos de los platos que uno puede disfrutar en los puestos callejeros.
Yo soy un enamorado de las sopas. En un restaurante cerca de Tulum me pedí una Sopa Azteca, que me dejó maravillado. La mezcla de sabores que tiene esta sopa es deliciosa y lleva en ella los principales ingredientes de muchos platos mexicanos: tomate, chile, pimiento, cebolla roja, ajo, pollo, aguacate, queso y tortilla. Me propuse conseguir la receta y lo conseguí. Una amiga mexicana cocinera de Barcelona me la pasó. La he cocinado para mi familia y amigos y ahora quiero compartirla con ustedes. Es un plato fácil de hacer, y lo más importante, muy rico. La experiencia les hará llevarse a la boca un poquito de la inmensa oferta gastronómica de México. ¡Ah! Hay que degustarla oyendo una bonita canción mexicana.
INGREDIENTES:
- 2 tazas (½ L) de Caldo de pollo.
- Chile (ají) –al gusto- (chipote, o jalapeño… o cualquier otro que de un punto de picor)
- 1/2 libra (1 kg) de tomates maduros.
- 2 Cucharadas de pasta tomate.
- 2 hojas de laurel
- 2 Cebollas cortadas en juliana
- 2 dientes de ajo
- 3 Cucharada de azúcar
- 1 Cucharada de sal
- Sal y pimienta al gusto
GUARNICIÓN:
- 1 pechuga de pollo cocida o asada.
- Tortillas
- Aguacate
- Queso fresco
- Crema agria
- Cilantro.
- Lima
- Cebolla picadita
PREPARACIÓN:
Pelar los ajos y machacarlos. Dorarlos en una olla con un poco de aceite, cuidando de que no se quemen. Guardar el aceite.
Poner en la licuadora los tomates sin piel, el caldo de pollo, la cebolla en juliana, los ajos dorados, el tomate en pasta, el azúcar, la sal y el chile –al gusto de picante que se quiera-, licuar hasta que esté todo mezclado.
Poner al fuego el cazo con el aceite donde hemos freído los ajos, cuando esté calientito echar en ella el jugo de tomate, aliñar con pimienta al gusto, las hojas de laurel y cocer por 15 minutos.
Después de cocer la sopa. Corregir el sazonado. Ajustar el punto de picante que nos guste. Si hace falta, pasar por la licuadora y regresar la sopa al cazo para reservar caliente.
Cortar en cuadritos la pechuga, el queso y el aguacate, picar el cilantro y la cebolla muy pequeñita. Cortar las tortillas en tiras y freírlas.
EMPLATADO:
Poner la sopa caliente en una jarra.
En los platos de servicio distribuir un poco de pollo, un poco de dados de aguacate, queso, tortillas, llevar a la mesa. Servir la sopa calientita echándola por encima, y espolvorear por encima cilantro y cebollita y un chorrito de lima y una cucharada sopera de crema agria. Acompañar con las tortillas fritas.
Nota del Chef: Esta receta es parte de una serie semanal. Mi deseo es que nos permitamos hacer un viaje por el mundo que he conocido y que descubramos recetas de comidas deliciosas y fáciles y que las adoptemos para hacerlas en casa con los nuestros para poder viajar y conocer al menos una parte de esos lugares de los que les voy a hablar.